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Veraniega apuesta de Los Antideslizantes

Por Sandro Maciá

Olas, arena, sal, vida y felicidad… ¿Estamos ante un anuncio de helados? No. ¿Frente a un nostálgico spot de cerveceo veraniego? Tampoco. ¿Delante de una taza de Mr. Wonderful? ¡Ni mucho menos! Nos encontramos, queridos compañeros, frente al que ha sido uno de los descubrimientos estivales por excelencia, o lo que es lo mismo, frente a un oasis de buen ritmo que nos llega desde tierras alicantinas –ilicitanas, más bien- para animarnos a zambullirnos, sonora y mentalmente, en las aguas de un Mediterráneo recreado entre cuerdas, vientos y dulces percusiones. Henos aquí, amado público, cara a cara con lo nuevo de Los Antideslizantes… ¡Oh, yeah!

Y es que, aún habiendo visto la luz justo cuando aparecieron los primeros rayos de sol del caluroso –y aún inconcluso- verano, la estela de la guitarra de Alex Román, el bajo de Santi Díez, la trompeta de Guillermo Gabaldón y la batería de Adrián Bago alcanza hasta el inicio de la presente temporada con su flamante y laureado Carabassí (Discos El Carmen / Flor y Nata Records, 2017), un EP compuesto por cuatro canciones que nacen para ser surfeadas nota a nota, como las buenas olas, manteniéndonos sobre una espumosa cresta de sonidos pop y referencias al “surfer-style” de esas bandas que bien podrían –si no lo han hecho ya- poner música a cualquier buen rato de nuestras vacaciones.

De tintes costeros, de aires marítimos y de fondos que unen marejadas de garage con algo de western, Carabassí se muestra tan transparente como las cristalinas aguas de nuestros mares, creando en nosotros una sensación de sed propia del salitre que se respira y saborea entre unas composiciones que, lejos de secarnos la boca, embriagan hasta el punto de no querer quedar nunca saciados.

¿Cómo resistirse a las vibrantes emociones que sugiere Carabassí y a sus vivos pases entre cuerdas y trompetas? ¿Qué decir de la melancolía –dulce, dicho sea- que se desprende de Spaguetti y de su capacidad para trasladarnos a desérticos paraísos? ¿Acaso sería posible no enternecerse con las reminiscencias que brotan en uno al dejarse llevar por los ritmos de su versión de La vieja fuente?  Y, siendo sinceros, ¿a quien no le gustaría que si una película recreara las devastadora furia de nuestro mar arrasando las costas levantinas, fuera arropada semejante escena por Maremoto en La Marina?

Con maremotos o sin ellos, además, no podemos obviar que Carabassí es el sello inconfundible de la evolución de esta banda instrumental que se formó en el verano de 2014 -su primer Ep, previo al presentado estos días, fue Final feliz (Discos El Carmen), en formato vinilo de 7”- y que va asentándose a una velocidad semejante a la que los surferos más experimentados cogen sobre sus tablas. Una velocidad que, por si fuera poco, se contagia en sus directos como si del olor a mar se tratase.

Go surfin’!

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