Averiguando qué es ser amado
Por Vanessa Díez
Una magnífica alumna, una muñeca de trapo, una buena conversadora, poesía erótica, buena hija, libros siempre libros. Cada una de estas palabras representa una parte de mí, cada una de ellas representadas por una persona, quizá mi profesora del colegio, mi compañero de juegos de la infancia, una compañera de trabajo que terminó convirtiéndose en amiga, una compañera de radio que terminó siendo colaboradora, mi madre, mi hermana. Pero también están ausentes las que no muestro, quizá habrá quién me recuerde como una buena amante o tan sólo como una noche, la niña callada y ausente también tuvo su tiempo oscuro del que pudo volver. Cada persona que pasa por nuestra vida, más o menos tiempo, conoce una parte de nosotros, nos mostramos ante los demás según nos encontramos en ese momento y cómo la otra persona sea ante nosotros.
En «El corazón de las nueve estancias» de Janice Pariat la autora nos presenta este juego a través de nueve relatos, la protagonista muchas veces se nos mostrará en segundo plano, pues serán los demás los que nos desvelarán qué sienten hacia ella y cómo la ven. Muchas veces no somos conscientes de qué provocamos en los demás, aunque nunca nos digan si nos aman o si se sienten atraídos por nosotros, habrá quién nunca lo diga. El profesor de arte del colegio qué no sabe cómo llegar a una alumna, una pareja que termina siendo una relación tóxica, un hombre mayor casado, una compañera de cuarto que se enamora de ti, vuelta a la pareja anterior y no funciona, unas noches de pasión, un matrimonio, un amante de ida y vuelta,
Janice Pariat no juzga a su personaje, deja que exista, deja que los demás le den forma. No importa si deja o es dejada, no importa si es la otra, no importa si abandona a su marido, no importa si su amante la rompe al no dejar a su pareja anterior, porque queridos míos aunque penséis que no cada personaje que pasa por vosotros se lleva un poco de vuestra alma, qué importa dejar o qué te dejen siempre duele, que prefieran a otra también duele y la distancia es la que más daño hace en todos los supuestos.
Janice Pariat utiliza un lenguaje sencillo, no oculta, es directa cuando es necesario y habla de la vida de forma natural. Sin dobleces, sin ambages. Los sentimientos no siempre son bien tratados en la literatura, es tan difícil expresarlos, dejarlos salir libera y nos sentimos mejor, pero no toda persona es grata para que compartamos lo más hondo de nuestro ser. Pensamos en muchas ocasiones que nos sentiremos débiles si compartimos nuestras flaquezas, nuestros miedos y nuestros momentos de desasosiego. Por ello en esta sociedad tendemos a mostrarnos fríos, una máscara que oculta cualquier rendija de humanidad, todo lo demás será utilizado en nuestra contra. Así después andamos perdidos buscando rincones donde sentirnos seguros y poder respirar con alivio al seguir vivos un día más.
Corazón, sin tender al romanticismo, hablamos de sentimientos, también de sexo. Sentir o no sentir. Pasión desmedida y un caminar con cada cuerpo averiguando qué es ser amado.