Torvald y Nora nos muestran su tragedia.
Vanessa Díez
Aitana y Maria Isabel dan comienzo a la obra con el encuentro de Nora y Ann Marie, tras quince años sin noticia alguna las dos mujeres en un primer momento son algo frías, los años y los silencios han borrado muchas cosas, la nodriza se templa con los recuerdos pero según la recién llegada le revela sus verdaderas intenciones todo cambia. Ann Marie ha seguido en la casa, fiel a su jefe, y ve todo esto como una traición, pues Nora pretende conseguir el divorcio y eso conllevaría arruinar el buen nombre del marido. De repente Roberto Enríquez aparece en escena, entra de golpe, no espera lo que iba a encontrar, fue un gran impacto volver a verla. La furia de Torvald nos despierta al fin, es el quién comienza verdaderamente la acción, quién provoca que todo deje de ser estático, entre las mujeres ya no había gran entendimiento pero todo seguía como en un duerme vela. Torvald provoca un golpe en escena, despertando al público y provocando que siga atento a los acontecimientos.
Cuando Nora y Torvald se quedan solos somos capaces de ver el odio pero también aquello que hubo, incluso el amor de aquel tiempo, antes de diluirse entre los silencios de ambos. La fuerza de aquella rabia contenida por parte de él hacia todo lo que su mujer provocó, lo que él todavía no era capaz de comprender, tan sólo había sido arrastrado hacia su propio infierno, sin enfrentar a la sociedad, sin ser capaz de decir que ella se había ido y dejando que creyeran que había muerto. Incluso ahora consigue el divorcio para contentarla, pero con ella nunca acierta, provocando en él un estado casi de locura. Así Torvald y Nora nos muestran su tragedia y nos hacen partícipes de los pedazos.
Fui al teatro esperando ver a Aitana Sánchez-Gijón, actriz de gran trayectoria, su buen hacer es un acierto para llevar adelante este proyecto. Roberto Enríquez como pareja masculina es un gran contrapeso, acompaña el trabajo de su compañera y lo reconforta, un grato descubrimiento. Elena Rivera aporta frescura, las palabras de la hija son lucidez, aquello dicho con aspecto de desapego, aunque duele, para que la vida siga cómo hasta el momento.
La escenografía es magnífica. Siempre he creído que con poco se puede decir mucho, ya que si un texto es bueno no necesita de artificios. En este caso el director, Andrés Lima, ha trazado de este modo su camino, con tan sólo tres sillas, una chimenea y un par de ventanas recrea la estancia de la casa donde todo sucede, incluso cuando aparece la hija por primera vez la podemos admirar desde lo alto, sobre el cubo que representa el salón está ella como si allí estuviera su habitación y se cambia de ropa, no se necesita nada más.
Para terminar dejo en el aire un pensamiento hacia el público. Cuando vamos a disfrutar de una obra cultural, no importa que sea en el cine o en el teatro, es importante echar un vistazo a la sinopsis además de ir a ver a unos actores en concreto. Es normal que se apueste por actores más conocidos para conseguir mayor taquilla pero nosotros debemos saber que vamos a ver. Cuando terminó la obra antes de esperar a la salida de los actores fui al aseo, allí en el teatro esperábamos distintas generaciones. Dos mujeres mayores comentaban la obra y no les había gustado, pero por el fondo no por la forma, porque Nora había abandonado a su familia, «no piensan nada más que en ellas, yo lo he sentido así». Cuando en la sinopsis de la obra se indica al espectador que Nora es una mujer que abandonó a su familia quince años atrás y ha triunfado como escritora «feminista», no se oculta el carácter del personaje femenino, de esta forma es ella quién nos habla de libertades y de derechos para la mujer y de formas de vivir muy diferentes a la conservadora, mientras el personaje de Ann Marie es el que se asusta ante tales palabras como estas mujeres representando al pensamiento de la época.
Este fin de semana los tenemos de vuelta en el Levante después de haber estado en Asturias, estarán en Murcia el sábado 27, no se arrepentirán y disfrutarán de una buena obra.
Queridos el trabajo ha estado bien hecho y remover conciencias es parte de ello. Sólo puedo decir bravo.