Un escenario nocturno, un territorio insomne, justo aquel en el que aparecen nuestros miedos.
Por Gemma Juan Giner
“Nadie duerme” de Xina Vega es un relato diferente que tras leerlo me dejó sin palabras. Al ponerme delante de la pantalla para escribir la reseña no sabía por donde empezar, así que directamente decidí ponerme en contacto con la autora para preguntarle todas mis dudas acerca de este relato.
Según Xina Vega, el título es un guiño al poema “Ciudad sin sueño”, de Lorca, que va punteando todo el libro. Se trata de “un escenario nocturno, un territorio insomne, justo aquel en el que aparecen nuestros miedos, nuestros instintos primarios”… Toda la novela se desarrolla a lo largo de una noche en la que nadie duerme.
Un libro que la autora define como “un buceo en la parte más oscura de nuestras relaciones”, ya que lo que más le interesaba nombrar es “todo lo que callamos y silenciamos, pero está”, explica Vega. Entre sus objetivos al escribir el relato se encuentran el de “hacer visible el cuerpo, la relación de poder con la que a menudo construimos el fantasma del deseo”.
El ámbito de la sexualidad humana “es un territorio fangoso en el que solemos contradecir nuestro yo público”, afirma Xina Vega, y añade que “hay mucho que duele en la relación cuerpo a cuerpo y casi siempre son las mujeres las que llevan la peor parte”. “Somos más cuerpo, casi un sexo con patas para el imaginario masculino. También nosotras nos
vemos así demasiadas veces, como subalternas, como cuerpo, como un objeto y no como un sujeto deseante. Hacer visible al cuerpo, a lo feo y a lo repulsivo es también un programa político (además de estético). Nombrar al cuerpo nos vuelve menos cuerpo, es decir, nombrar, libera”. Estas palabras son las que me responde Xina Vega cuando le pregunto qué ha querido transmitir con este libro.
Un libro duro que deja sin palabras, por eso, aprovecho la oportunidad para preguntarle a qué publico va dirigido este relato. “A todo aquel que busca en un libro que lo descoloquen, que lo zarandeen. Que algo rompa en su interior, no es un libro para pasar el tiempo, es un libro que duele”. ¿Por qué la dureza de este relato? Xina Vega cita a Bataille en “La literatura y el mal” que dice “En la literatura la angustia está implicada y la angustia siempre está fundada sobre algo que va mal” y también “la literatura no nos deja vivir sin hacernos notar las cosas humanas en su perspectiva más violenta, es también la literatura la que permite ver lo peor y hacerle frente”.
Xina Vega habla de la vejez del cuerpo, de la infidelidad, de los abusos, del placer en el dolor, en la alineación, del aborto, de la maternidad, temas que, según ella, atañen a todos, “temas que nos duelen”, por lo que propone que “cada uno escarbe en su propia herida”.
Una crisis personal la hizo conectar con el aullido de los demás y durante un tiempo contó sus
heridas y recibió confidencias de gente próxima y no tan próxima. También leyó compulsivamente a autoras que indagan en esta dimensión: Jelinek, Angélica Lidell…
“Solo hay que estar dispuesto a escuchar, la cara B de lo que somos siempre está ahí y este libro busca poner de relieve lo que tan pertinazmente tendemos a ocultar”. ¿Te atreves a leerlo?