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Kai Mars, naturalista Ep de art rock

Por Sandro Maciá

Somos humanos, sí. Nuestra condición propia es egoísta, de acuerdo. ¿Pero es eso razón suficiente para cegarnos en nuestro simple devenir y no ver más allá de lo que acontece en nuestro ser? ¿Tan ciegos estamos que no somos capaces de llegar a la conclusión de que nuestros actos no deberían ir encaminados al beneficio propio al precio que sea? Casi, amigos… Tristemente, casi.

Y digo casi porque, por suerte, en esta jauría que es hoy nuestra sociedad, aún queda el anhelo de ver que no todo pasa por centrarnos en lo que estrictamente nos atañe como seres vivos de un planeta –cada vez menos vivo- que parece haber sido creado, según algunos muestran, para nuestro exclusivo uso, disfrute y explotación a cualquier coste. Todavía queda un horizonte desde el que vislumbrar que hay coetáneos que encuentran la inspiración de su forma de ser –y de actuar- en temas casi menospreciados por el mundo en general. Aún hay esperanza, señores y señoras, pues existen artistas capaces de reinventarse y hacer de aspectos como la naturaleza el eje temático sobre el que ambientar sus creaciones. Aún quedan proyectos como el de Kai Mars, y a Dios gracias.

Rompiendo gráfica y sonoramente con su anterior Ep, In the eye of the hurricane, la banda valenciana formada por Ana, Xavi, Álex, Javi y Juan es ese claro ejemplo de cambio y madurez, esa alegría que nos hace recuperar la fe en que la reinvención existe y en que el miedo por apostar por temáticas menos convencionales –sí, no todo va a ser estrictamente amoroso- no ha limitado el proceso creativo que ha desembocado en algo tan sincero como Natural Senses (2017), el nuevo disco del grupo.

Presentado por ellos mismos como un trabajo “de temática marcadamente naturalista”, Natural Senses es el fiel reflejo de que la música nace para ser disfrutada por quien la escucha, sí, pero también por quien la crea y la interpreta. ¿Y acaso, hablando de naturalismo y de creación, no hay enfoque más bonito que este? Ciertamente. Por eso no debemos olvidar que, al escuchar cada una de las canciones de este disco, estamos ante un regalo de honestidad y ante una arriesgada apuesta por hacernos ser partícipes de ese sentimiento que tuvieron como banda al ser conscientes de que antes quisieron “rizar el rizo para llamar la atención de un oyente más formado en estilos cercanos al rock/metal de corte progresivo”, idea a la que inteligentemente pusieron fin cuando –y retomamos nuevamente sus palabras- “a los pocos meses, nos dimos cuenta de que no nos sentíamos reflejados con esa música, nos gustaba tocarla, pero no nos nacía escucharla. Decidimos ser sinceros con nosotros mismos, lo que supuso cambios en la formación”.

Con semejante filosofía y arresto –avales más que contundentes para poder afirmar que estamos ante una banda de incipiente, pero prometedora, carrera-, no es de extrañar que Natural Senses contenga temas como el ya conocido Flow with the River –de dulce comienzo y equilibrado desarrollo, con marcados ritmos de guitarra entre los que surca la voz de Ana-, el “starter” A further line –complejo a medida que avanza, pero bello en sus potentes partes finales con algo de sinte-, la arpegiada Pleasure –renacentista y positivamente textual, con frases como “I’ve found a place, it’s where I can feel the oceans bathing your dreams / A thousand diamonds reflect the sunlight and make me feel alright”-, la íntima y sincera No land for the others –cadente y delicada en algunos momentos, pero furiosa en otros- y la expectante Majestic Signs –de inicio atrayente y cuerpo melódicamente bien llevado con un piano que conduce a un rockero final-.

Si para su primer single ya contaron con Juan ‘Doc’ Noah (Noah Histeria) y Raúl Nácher (Soniart Producciones) en la producción, no menos grandes de la industria querrán empezar a poner sus manos sobre estos jóvenes que, con matices épicos y un pseudo indie basado en el “art rock”, han demostrado que es posible relacionar, musicalmente hablando, los aires abstractos de lo natural con la concreción de la búsqueda del rumbo que cada uno ansía alcanzar en la vida.

Un gran logro, pero un gran reto. Así son Kai Mars.

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