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«Sólo a través de los ojos de una muñeca se puede contemplar el mal y permanecer impasible».

Por Ana Olivares.

¿Qué pasaría si cortásemos las alas a una mariposa pero resulta que sobrevive a ello y se transforma? Aconteceríamos a un hecho insólito y bastante perturbador…Lo mismo sucede con este thriller.

Sin duda se trata de una novela inquietante que nos pondrá los pelos de punta. Comienza fuerte, causando un gran impacto sobre el lector y sobre la propia protagonista; atrayéndonos con ese morbo macabro al que nadie es inmune. Pronto sentiremos la necesidad de adentrarnos en la mente de Bárbara Bilessi, una joven inocente y tímida que acaba de terminar su curso de esteticista. Antes de regresar a casa para cuidar de su madre ciega decide celebrar su éxito comprándose una muñeca de porcelana para sumar a su colección. Con Sweet Doriane entre sus brazos se dispone a cruzar el parque cuando un desconocido la aborda y la viola de forma salvaje. Algo se rompe en ella.
Por otro lado tenemos a Marc Percolès, un capitán de policía recientemente incorporado al cuerpo que va en silla de ruedas. Es misógino, cínico e irrespetuoso consigo mismo y con los demás. Vive marcado por el accidente que le costó sus piernas y a su mujer. Él también esconde un pasado.
Encontramos dos voces independientes que se cruzan por accidente dentro de una misma historia.
La carga psicológica es tan fuerte que en ocasiones compartiremos la angustia y la dramática existencia de ambos protagonistas.

Para nuestra sorpresa, Bárbara, apodada Barbie por sus compañeras de trabajo, prosigue su día a día como si nada hubiese sucedido. Cuida de su madre, pese a que ésta la maltrata y la acusa de haberle robado al marido; y trata de mantener una relación con su novio mientras hace frente a ese aluvión de escenas del pasado que regresan para atormentarla, para confundirla. Poco a poco comprenderemos que la realidad descrita por ella no es del todo cierta; esconde una verdad que intuimos sin imaginar que nos adentramos en el submundo de una mente enferma. Bárbara, Barbie y Sweet Doriane son tres identidades distintas que cohabitan en una misma persona. Marcadas por el drama que ha representado su vida, han soportado el hedor de la maldad en su propia piel y tratan de sobrevivir en un mundo dominado por gente sin escrúpulos.
Digamos que Bárbara se convierte en una anti-heroína sin saberlo. Impulsada por la rabia y por los mismos instintos mundanos que arrastran al hombre a cometer atrocidades se deja guiar por su “don” y lo hace efectivo. Los conoce, sabe manejarlos y llevarlos a su terreno para conseguir un sueldo extra dentro y fuera del salón de belleza. Y aunque su madre la sigue detestando, ahora ya no es capaz de ponerle la mano encima por temor a perder las comodidades de las que ahora goza. Al igual que su novio, quien se ha mudado a su casa ahora que sabe cómo gana un sueldo extra…Sólo que las cosas se complican aún más cuando conoce a Marc. Resulta que él, es el único que ha querido ver a través de sus ojos y no va a permitir que ninguna de “ellas” los separe.

¿Cuánto dolor es capaz de soportar una mente humana antes de romperse?
Supongo que es la pregunta que se hizo Ingrid Desjours al escribir esta novela. Consigue adentrarse en el subconsciente del lector provocándole sentimientos oscuros que no son suyos a través de una trama sobrecogedora. Su forma de narrar es cruda y hermosa al mismo tiempo, como la propia muerte –no hay verdad más transparente que esa-; nos induce a una especie de trance, una pesadilla de la que no querremos despertar hasta el final.
Desjours ha querido recuperar el tenebrismo de las historias de miedo de los escritores románticos aportándoles mayor carga psicológica y violencia por doquier para adaptarlas a este siglo. Rozando el género gore-victoriano en algunos momentos, esta obra sólo es apta para estómagos duros y mentes deseosas de pasarlo realmente mal, pero miedo no da, más bien asco –en el buen sentido de la palabra, si existe-.

Ojos de Muñeca es un thriller psicológico lúgubre, repleto de tensión y suspense, con escenarios y puntos de vista cambiantes que confundirán al lector, quien, incapaz de discernir lo real de lo imaginario pensará que está dentro de una película de Alfred Hitchcock adaptada al siglo XXI.

-Un thriller que nos dejará helados este verano-.