Madre e hija juntas ante un aborto
Por Vanessa Díez
Me asomo al mundo de la mujer desde hace años de puntillas, lo reconozco, no soy capaz de dejarme absorber por toda su fuerza y complejidad. Da miedo. Desde pequeñas sufrimos un adoctrinamiento sexualizado, destinado a conseguir un varón lo antes posible, para ser mantenidas. Eres niña y ya eres princesa y bonita, llevas vestidos y coletas, después serán tacones y barras de labios, fruncirás la boca para conseguir tus deseos, quizá una mirada directa o una caída de pestañas. Con una frase amable conseguirás todo lo que quieras. Y después cada vez querrás más. Que un niño puede ser moneda de cambio es uno de los trucos más viejos del mundo femenino, lo cruel es que sufrirá el desapego del padre aunque esté ahí. Y no siempre habrá garantías con el sexo de por medio.
Penélope Mortimer planea sobre estos temas con maestría. Ya desde el principio de la novela nos presenta a Ruth Whiting, una ama de casa de mediana edad, con tres hijos y a punto de sufrir el síndrome del nido vacío, al dejar a los dos niños de camino al internado. Nos transmite su apatía, su cansancio y su estado depresivo. Hace tiempo que ella y su marido llevan vidas separadas, él prácticamente pasa la semana en Londres, ella está en la casa de las afueras de la urbanización, pero ya hace un tiempo en que él es retenido en Londres los fines de semana. De esta forma encubierta, después nos lo hace más evidente, nos deja claro que él es infiel a su mujer. Al explicarnos el personaje de ella y su matrimonio, nos habla de los primeros años, de cómo empezó todo, fue al quedarse embarazada de su hija, él se vio obligado a casarse con ella. Ahora con su hija se repetirá la historia. ¿Y ella que hará? ¿Ayudará a su hija a cumplir sus deseos? ¿o la obligará a casarse sin amor? ¿Será complice o verdugo?
Ella se casó sin amor con él y ahora sufre las consecuencias. La soledad y estar al borde de una crisis nerviosa continua, a punto de perder la razón. Durante estos años ha sido fácil, ir de un niño a otro, escondiéndose, de él y de sí misma. Ahora ¿qué le queda? debe enfrentarse a la realidad, al paso del tiempo, a lo duro que es haberse quedado con las manos vacías. Antes pudo vivir con una máscara puesta, seguir con las convenciones sociales y con las fiestas. Ahora ya nada de eso le importa. Lo ha perdido todo. Sus hijos han crecido y se ha mantenido a distancia de ellos. No les ha mostrado cómo se siente realmente, ni su hija sabe cómo han sido para ella todos estos años, ahora es tarde.
A través del embarazo no deseado de su hija, Ruth ve una nueva oportunidad para acercarse a ella. Conseguir que vuelva a confiar en su madre. Serán confidentes ante su marido de este engaño encubierto. Camaradas de esta misión. Ruth vuelve a la vida por su hija.
Penélope Mortimer en «Papá se ha ido de Caza» nos habla del aborto y de cómo se siente una mujer ante el fracaso de su matrimonio. Su propio matrimonio fue un calvario, lleno de relaciones extramatrimoniales, por ambos lados. Ella misma intentaría suicidarse y abortó en alguna ocasión. Aquello le serviría de inspiración para sus novelas.