Y si Alemania hubiera ganado la guerra
Por Rubén J. Olivares
¿Cómo sería el mundo si Alemania hubiera ganado la Segunda Guerra Mundial y hubiera impuesto un régimen nazi en los territorios vencidos? ¿Y si su aliado, Japón, hubiera compartido el dominio del mundo? ¿Imaginan que los Estados Unidos de América se hubieran convertido en los Estados Unidos Vasallos de América? Esta es la premisa de la que parte Otto Basil en «Si el Füher lo supiera», una distopía ucrónica en la que se nos plantea un escenario alternativo al que hoy vivimos. Publicada en 1965, Otto Basil parte de la misma premisa que Philip K. Dick plantea en El hombre en el castillo, publicada en 1962, pero con un desarrollo y estilo totalmente diferente.
En «Si el Führer lo supiera», Otto Basil nos traslada a los años sesenta del Magno Imperio Germánico, un imperio que, como descubriremos de la mano de su protagonista y del resto de personajes de la novela, se halla en plena decadencia. A Höllriegl, un funcionario especialista en giromancia, nacionalsocialista de los pies a la cabeza, le encomiendan la misión de viajar por el imperio para radiografiar el estado del mismo. El destino hará coincidir su misión con la muerte de un anciano Hitler, lo que desata una lucha entre las distintas facciones que gobiernan el régimen para hacerse con el control del imperio y que será aprovechado por su aliado, la Magna Iapónica, para asestarles un golpe que les permita hacerse con el control de todo el mundo. Bajo este contexto, el protagonista iniciará su particular viaje por el imperio, en un relato al más puro estilo de una película de Tarantino a través de su particular roadmovie a través de la cual iremos descubriendo la decadencia del mismo de la mano de los peculiares y decadentes personajes con los que el protagonista se irá cruzando y que, lejos de ser un ejemplo de los principios que rigen el Gran Reich Alemán, conforman una caricatura del estilo de vida impuesto por la burocracia del régimen.
A medida que conocemos el contexto histórico de este particular mundo a través de los rumores, los programas de radio y de televisión del régimen mediante los que Basil va trazando el decadente universo de este mundo, iremos conociendo el particular carácter de Höllriegl, quien se ve envuelto en diversos devaneos amorosos y en situaciones disparatadas, en un mundo en el que las relaciones interpersonales se conciben como un medio para perpetuar la raza aria, despojando a las relaciones amorosas de cualquier romanticismo. En este mundo, las minusvalías y cualquier enfermedad mental se consideran delito, por lo que son perseguidas. Por supuesto los judíos han sido exterminados y el resto de seres humanos viven bajo un régimen de esclavitud, sometidos unos a los designios del régimen, bajo el lema. “El partido piensa por ti”, y los otros a vivir cono siervos de la raza aria, considerados como infrahumanos o simios, en el mejor de los casos.
La novela pueda parecer, a ratos, una distopía exagerada, una caricatura del horror del régimen nazi, aunque la realidad es que la misma se fundamenta en los hilarantes planes de dominación que el régimen nazi pretendía implantar tras finalizar la guerra y dominar el mundo, extraídos de los documentos que se presentaron en los juicios de Núremberg. La pasión por lo paranormal, la fe en el poder de los videntes, rabdomantes, giromantes y otros pseudocientíficos más relacionados con lo paranormal y el esoterismo que con la ciencia y que dominan la novela son un reflejo fiel de la fe que este régimen tenía en lo paranormal, lo que dota a la sátira de Otto Basil de un realismo y fidelidad mayores.
Es este trabajo de documentación y el elaborado contexto político, social y cultural de la novela que logra Otto Basil lo que dota a la misma de su atractivo. Estamos ante una ucronía distópica paradójicamente verosímil, lo que la hace más inquietante. Otro Basil logra sacarle todo el jugo a la idea, no tan inverosímil, de cómo habría sido el mundo si el nacionalsocialismo hubiera triunfado.