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Diario escrito en invierno de Emmanuel Bove.

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por Rubén Olivares

¿Qué ocurre cuando el amor deja paso a los celos, a las sospechas infundadas? ¿Qué hacer cuando la armonía de la pareja da paso a la desconfianza? Encontrar el amor es un anhelo inherente al ser humano, pero a menudo olvidados, intoxicados por la idealización del amor, que las relaciones amorosas esconden un lado oscuro que, en ocasiones acaba revelándose y nos arrastra hacia una espiral de dolor cuyas cicatrices nos acompañarán a lo largo de nuestra vida

En esta novela asistimos a la descomposición de una pareja con una minuciosidad implacable. A través del diario y la voz de su protagonista, un rico celoso y manipulador con accesos de lucidez, asistimos como espectadores privilegiados a la disección del fracaso de su matrimonio con una atractiva y joven mujer, aunque algo frívola. Bove nos presenta a unos personajes complejos, que esconden múltiples capas y traumas arraigados en su infancia, a los que solo llegaremos a conocer en su totalidad cuando acabemos de leer la novela. Louis, el protagonista, es un hombre con el que es difícil empatizar, pues lejos de ser la víctima de esta tragedia amorosa, se convierte en el inesperado verdugo de su relación. Egoísta y ególatra sin mesura, arrastra defectos de un hombre que no ha sabido madurar, lo que le llevará a vivir un torbellino de destrucción que acabará en una debacle, erigiéndole en el antihéroe superlativo de esta obra. La víctima de esta obra, su esposa Madeleine, se nos muestra como una mujer frívola y superficial, aunque realmente esconde una gran sensibilidad que, empujada por el comportamiento de su marido, trata de disimular el comportamiento posesivo y celoso de su esposo, al tiempo que disfruta flirteando con todos los hombres que conoce.

Diario escrito en invierno, es una novela en la que, a través de la mirada en tercera persona al diario personal de su personaje, se traza la descomposición de una relación descrita con tanta minuciosidad como distancia emocional por parte de un personaje insociable, celoso, débil y contradictorio, dueño de un oscuro pasado sentimental y de una vida carente de afecto, un personaje desorientado y neurótico por el que, sin embargo, es difícil no sentir lástima. La novela es un admirable ejercicio de profundidad de análisis psicológico y de sutileza, de matización del comportamiento de los personajes principales. Los personajes secundarios, trazados con enorme precisión, son un reflejo de las dificultades de las relaciones sociales, de la incomunicación y la soledad, de la renuncia y de la tristeza. Personajes mutables y contradictorios, cuya dependencia afectiva del amor no les impide, sin embargo, maltratar psicológicamente de una manera continuada al objeto de su amor, alternando con fases de arrepentimiento que le llevan a buscar el perdón, en un intento de volver a alcanzar la felicidad junto a su pareja. La ausencia de acción exterior en la narrativa de Bove se convierte en un recurso más que ayuda a centrar la atención en el conflicto interior de los personajes. Toda la atención se centra en el mundo interno de la pareja, en el conflicto continuo que viven día a día, en esa relación enferma en la que ambos conviven y de la que no logran escapar.

El aislamiento, la infidelidad, la dificultad de las relaciones humanas y de pareja, la sensación de fracaso, el amor enfermizo que se traduce en posesión y control, el maltrato y los celos, son algunos de los hilos conductores de una historia en la que la línea argumental cede protagonismo al fondo que la sostiene: las conflictivas relaciones del personaje consigo mismo y con los que le rodean, en un mundo claustrofóbico y opaco que parece ser una traslación del propio Bove, que acabó ejerciendo una notable influencia en los autores que le precedieron, como Camus, Beckett o Sarraute, en los que supo imprimir su sobrio estilo narrativo y su mirada sombría de la realidad.