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Días, meses, años de Yan Lianke.

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por Rubén Olivares

Los seguidores de Yan Lianke estamos de enhorabuena, pues este otoño, además de traernos el placer de disfrutar de la policromía dorada de las hojas, nos regala la nueva obra de este autor. Quienes aún no lo conozcan no deberían dejar pasar la oportunidad de descubrir a este autor con unas de sus obras más asequibles por su extensión (menos de 150 páginas) que, sin embargo, compendia todas las características que han convertido a Yan Lianke en un referente de la literatura china, tanto dentro de su país como en el escenario literario internacional. Esta breve obra recoge el lirismo y la poesía que su autor impregna en toda su obra, pues incluso en las historias más crudas y terribles, es capaz de introducir la belleza y la música de sus metáforas e imágenes, que, como rayos de sol que penetran entre la ventana de una habitación a oscuras, iluminan y dotan de esperanza al lector.

“Días, meses, años” premiada con el galardón Lu Xun, es una novela breve que narra una fábula atemporal: una historia simple que baña sus páginas en la épica de la vida cotidiana y en el espíritu de superación de las gentes más sencillas y anónimas que contribuyeron a levantar la actual China. Como en toda su obra, Yan Lianke recrea en esta novela un escenario mágico que dota a la historia de una belleza particular: en ella los rayos del Sol adquieren cualidades físicas más allá de las propias, siendo capaces de poder pesar e incluso llegar a tocar la luz que emite el Sol, y los animales acaban adquiriendo cualidades humanas que les permiten entender y razonar el comportamiento de sus protagonistas humanos más allá de su instinto. Esta obra puede entenderse como una parábola universal que bebe de las fuentes de la tradición y realidad china que pueblan la literatura asiática: la naturaleza, los elementos, la vida, la visión del tiempo como un ciclo eterno que se repite y la futilidad de la existencia superada siempre por la muerte.

En esta obra, los habitantes de un pueblo situado en la sierra de Balou se ven obligados a emigrar para buscar un sitio más adecuado, debido a la irrupción de una terrible sequía que amenaza la existencia de sus cosechas y de ellos mismos. Pero no todos hacen la maleta: un anciano, impedido por la edad y espoleado por la esperanza, ha decidido quedarse en la aldea para vigilar la única planta de maíz que ha logrado brotar entre la malograda cosecha, para lo cual contará con la ayuda de un viejo perro invidente que será su única compañía.

Estamos ante una oda a la bondad humana y al sacrificio altruista, que ensalza a su vez valores como la perseverancia, la amistad entre ser humano y animales, así como la necesidad de mantener la esperanza y ser constantes para lograr los objetivos que nos hemos fijado. Conocer a Yan Lianke es adentrarse en un universo personal de uno de los autores más particulares y aclamados de nuestro tiempo, cuyo estilo aúna el realismo, la fantasía, el humor y la crítica social, sin dejar de ofrecernos una obra altamente poética y humanista. Su obra nos permite acercarnos a la realidad de una China actual que es desconocida para el gran público occidental, cuyo reflejo en la obra de este autor a menudo resulta oscuro e hiperbólico, más propio de una pesadilla que de un sueño.

Yan Lianke se ha convertido, por méritos propios en uno de los escritores chinos contemporáneos más reconocidos, controvertidos e independientes. Cuenta en su haber con numerosas publicaciones que le han valido el reconocimiento de la crítica y el público, recibiendo premios como el Fran Kafka o el Lu Xun, al tiempo que ha sido finalista del Man Booker International y propuesto para el Nobel de Literatura. Todo un currículo que nos permite afirmar que si te decides a disfrutar de esta obra cuentas con la garantía de miles de lectores que ya nos hemos enganchado a este autor.