El diablo me obligó. F. G. Hanghenbeck
por Ana Olivares
-Mira, broder, tu fuckin auto trae el letrero de «Mátenme, soy gringo»
Esta semana os presentamos la novela en la que se basa una de las actuales series de Netflix, Diablero, de género fantástico. Se trata de un thriller protagonizado por Elvis Infante, un <<diablero>> que sale de caza por uno de los barrios más peligrosos de Los Ángeles, en East Side.
La trama está estructurada en saltos al pasado junto a escenas actuales durante las cuales transcurre toda la acción. Poco a poco iremos conociendo a nuestro personaje principal, su pasado como militar y sus anécdotas cómo “Diablero”. Aclaramos que se trata de una especie de “caza-fantasmas” pero en este caso caza criaturas infernales o ángeles caídos que se dedican a poseer cuerpos humanos para su propio beneficio. Durante los capítulos del pasado de Elvis descubriremos toda una organización que se dedica al asunto llamada El Cónclave, que esconde oscuros propósitos para dichas criaturas y nos conducirá a escenarios tan llamativos cómo que hay puertas que llevan al Infierno dentro de las cuevas o escondites de Al-Qaeda en Afganistán. Además, descubriremos los Karibumaquia: o peleas a muerte entre ángeles caídos y demonios organizadas de forma clandestina por la mafia o distintas bandas urbanas que hacen negocios mediante apuestas ilegales. Mientras avanzamos iremos desvelamos las historias personales de los demás personajes que conformarán este variopinto grupo de cazadores liderado por Elvis Infante. Como Míster Nice Suit o sacerdote que le acompañará en la mayoría de sus cacerías, que en realidad no tiene demasiada fe y se llama Benjamín; o la joven Curlys, que se deja poseer por distintos entes malditos para colaborar en la caza de los mismos porque tiene cierta predisposición a ello desde la infancia –una vez poseída los demonios la prefieren, lo que no saben es la facilidad de ella para dominarlos, y no a la inversa-.
Bien es cierto que en la serie televisiva cambian los nombres de los personajes y les ofrecen distintos destinos de los que se mencionan en el libro por lo que puede resultar interesante ver esta adaptación ya que amplia mucho más la trayectoria vital de los mismos. Sin embargo, os confieso que es mejor la novela, ya que aparte de los distintos recursos literarios que encontramos cada capítulo es precedido por una cita de algún autor celebre que en algún momento de su vida ha hablado sobre el Diablo. Como la que abre el primer capítulo: <<Nosotros somos nuestro propio demonio, y nosotros hacemos de este mundo nuestro infierno>> Oscar Wilde. Además de las distintas referencias o guiños que encontramos durante toda la narración, como atrapar a un diablo en una botella, típico de Stevenson o bien referirse a una famosa ranchera del grupo “los Villalobos” de Chihuaha, México. O el homenaje al genuino cómico Cantinflas que da título al propio libro con la frase que hay graba en el viejo Cadillac que conduce nuestro protagonista: El diablo me obligó.
Los diálogos están salpicados de palabras en español y americanas, toda una moda hoy en día en los países de habla hispana. Aunque personalmente, y perdonadme por mi ignorancia, al principio me confundía un poco con esta jerga hasta que le pillé el tranquillo y me sorprendí a mí misma pensando frases como “broder, tu fuckin auto” o “Lifesavers” refiriéndose a una persona siendo la marca de unos famosos caramelos estadounidenses. Todo ello sin perder ni un segundo ese humor negro o macabro que salpica la mayoría de las escenas. Con una estructura muy visual tipo guion cinematográfico que nos ayuda aún más a sumergirnos en este universo oscuro donde la magia y la mitología cobran vida.
Se trata de mezclar la fantasía dentro de una realidad brutal, algo que F.G. Haghenbeck maneja perfectamente. Este escritor y guionista de cómics ha creado novelas tan exitosas como Trago Amargo o El libro secreto de Frida Kahlo. Ama sus raíces mexicanas contagiándonos esa pasión en sus historias, regalándonos la oportunidad de acercarnos un poco más a su capacidad creativa. Las criticas lo abalan, comparándolo con grandes cómo Quentin Tarantino o Alan Moore. Y la verdad es que se trata de una lectura divertida e ingeniosa en ocasiones, a la par que cínica.
Las puertas del Infierno ya están abiertas y los demonios nos esperan…¿Os atrevéis a cruzarlas?