La hija del relojero de Kate Morton.
por Vanessa Díez
La casa en la que vivo la construyó mi abuelo materno. Fue la finca de su exilio, apartado de la familia por su gran pecado. Borrado de la memoria de los descendientes. Que nadie pudiera recordarle era la forma de que pagara en vida el daño causado. “Que todo se lo lleven los demonios“ era lo que escuchaba decir a sus hijos una y otra vez. Aunque llegado el momento de la verdad fue más grande la codicia que la buena fe y la batalla entre hermanos estaba servida al levantar acta de aquel testamento. Con pena y sin gloria el difunto les había abandonado a su suerte. Habrían artimañas de trapero para conseguir salir vencedores.
En los últimos años mi abuelo hospedaba a extraños para luchar contra la soledad. Aún a día de hoy encuentro pruebas de aquel pasado. Ropa u objetos que son la prueba de que no estuvo solo. Construyó otra vida lejos de todo y la casa guarda silencio.
Las paredes de la casa en “La hija del relojero” también callan muchos sucesos. Incluso un fantasma pasea por sus estancias, su muerte entre aquellas paredes la atrapó para siempre. Es ella quien nos cuenta su historia, la que nos habla de su infancia, de su época como modelo, de su relación con el artista, del amor que surgió entre ambos. Con el paso de los capítulos nos irá aclarando aquella fatídica noche de la cual la culparon. ¿Y dónde estaba ella?.
La belleza de la mujer le abre muchas puertas aunque la clase social no sea la misma. El amor en cambio la arroja al abismo, pues caer en sus brazos significaba en muchas ocasiones morir de hambre, cruzando el umbral y nunca habría de regresar. La hija del relojero tiene un origen humilde por cuenta de su padre, su madre en cambio era noble, una epidemia se la llevó.
Una mujer que desafiará el modo de vivir de la época victoriana. Entregada al amor en aquel verano, aunque varias sentirán celos de su dicha. Será testigo aquella casa de cada traición. El artista, su musa y la vida bohemia. Pero llega la prometida despechada y la locura se desata. La tragedia se cierne sobre ellos.
Cada época albergará diferentes usos y nuevos visitantes. Niñas de colegio, una familia durante la guerra, un soldado con su tesis, un investigador e incluso turistas pues la casa llegará a convertirse en museo. Pero la casa irá llamando a su encuentro a los descendientes de aquellos que compartieron sus secretos en otro tiempo para que sepan qué sucedió.
Tenía ganas de leer alguna novela de Kate Morton. Esta autora no defrauda. Si eres amante de la novela histórica esta historia te atrapará llevándote desde el Siglo XIX hasta la actualidad. Las piezas primero aleatorias irán encajando según se avanza en la trama. Nada es casual. Todos guardan secretos tanto los vivos como los muertos.