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LOS LOBOS NO PIDEN PERDÓN de MIGUEL CONDE-LOBATO.

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por Ana Olivares

¿Eres un Lobo o una oveja?

En esta ocasión os presentamos un título sugerente para los amantes del thriller: Los lobos no piden perdón- lo que ya incita a su lectura- de Miguel Conde-Lobato.
Su autor nos sitúa directamente en la acción. Corre el año 2012 y Carlos Lobato, Wolverine para los amigos, es llamado de la prisión de Teixeiro, en Galicia, para entrevistar a Onofre Castro, reo y ex¬-político de renombre acusado del asesinato de siete mujeres. Tan sólo Carlos tendrá acceso a él y podrá visitarlo una vez a la semana durante tres meses. Ese es el trato alcanzado con la jueza.
En realidad esto nos lo cuenta nuestro protagonista en pasado. Habla de sus inicios, de cómo esta oportunidad le cambió la vida de la noche a la mañana. Seguiremos su transformación de periodista-becario del montón a fenómeno del momento gracias a que custodia la primicia de las declaraciones de Onofre. Él genera polémica y controversia social debido a su duro discurso contra el Sistema; criticando las propias leyes de Estado que él mismo ayudó a conformar, además de alentar al debate y la alarma mediática mediante cuestiones difíciles de abordar incluso hoy en día. Pero si dejamos este aspecto de la novela a un lado, continuamos la trayectoria vital de Carlos, viendo cómo su pareja de toda la vida, sus amigos y colegas de oficio aceptan su éxito de forma diferente; y cómo a su vez van perfilando en él ese nuevo presente que le ha regalado el destino. Sin querer, toma parte en el asunto, se posiciona en los debates de su propio confidente olvidándose de lo más obvio. Hasta aquí puedo narrar por temor a desvelar datos que afecten a su posible lectura.
Lo más destacable de este thriller es que el personaje principal es periodista. Nos aleja de la figura convencional del policía acercándonos a la visión del “verdugo” mediante entrevistas; con las que investigaremos datos para repasar el móvil de dichos crímenes al mismo tiempo que Lobato. Con esto su autor consigue mantenernos enganchados a sus páginas e insuflarnos una dosis de realidad dentro de su ficción. Y pese a que posee una trama muy evidente, hemos de reconocer que aquí la tensión se centra más en las trasformaciones vitales de ambos protagonistas; sobre todo en los debates morales que constituyen una especie de invitación a filosofar acerca de cuestiones más complejas. Por ejemplo, la importancia de la retórica e interpretación de las Leyes, del bien y del mal…etc. Un abanico de cuestiones relacionadas con el caso que a su vez se entremezclan con diferentes personajes que irán invitando a Carlos y al lector a avanzar hacia el final sin importar las consecuencias.
Además, cada parte del libro es precedida por un recorte del diario de Onofre Castro, poeta y filósofo que aún aguarda las ironías del destino.
Personalmente me ha recordado mucho a un capitulo cualquiera de la serie Black Mirror, pero sin que el pretexto sea la tecnología.

 

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