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Místicos de Cafetería vuelve con Soul.

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por Sandro Maciá

Soul, color y sinceridad de Luis Feel

La búsqueda del destino propio de cualquier artista supone el tránsito por recodos de lo más variados a lo largo del camino. Por lugares que le conducen hacia derroteros insospechados o que le guían hacia otras paradas. Por sendas que,  terca o libremente pateadas –cada cual, sabrá-, le deparan metas tan diferentes como atractivas o temerosas… Por unos paisajes que conforman su viaje y que terminan por forjar su esencia paso a paso, duela o guste… ¡Pero pobre de aquel que no se meta en semejante berenjenal! Porque no sólo caerá en el error de pensar que ha alcanzado su éxito absoluto, sino que se perderá, desde entonces y en adelante, esa excitante sensación de seguir descubriendo.

Una pena. Cierto. Pero también un halago para quien sí apuesta por seguir andando, por no quedarse al borde del camino fumándose un puro y dándose golpes de pecho por el trabajo bien hecho. Un reconocimiento para artistas como el señor que se esconde tras el seudónimo que hoy centra nuestra atención: Místicos de Cafetería, el proyecto de nuestro ya conocido Luis Feel, que no puede más que provocar en nosotros  un suspiro de admiración al comprobar como,  pese a poder saltarse tramos del camino hasta el aclamado final y jugar con la ventaja de contar en su haber con cinco discos propios, vuelve a saltar al ruedo con su bravura característica y despojado de laureles para a sincerarse con su público, a través de su arte, en Soul (2019), su último trabajo.

¡Eso sí es seguir avanzando! Y no es que la citada ausencia de laureles signifique un escaso éxito reconocido. Ni mucho menos. Es la viva metáfora de esa actitud que caracteriza a Místicos de Cafetería como un proyecto donde nunca hubo -ni hay- cabida para dar por hecho que todo está logrado, sino que sigue dando giros, volteando la tuerca y disparando con más puntería, si cabe, que la demostrada en su vanguardista –y antecesor- Noir (2017).

Con una experimentación menos palpable, pero con una solidez que no encorseta ni resta honestidad o realismo a cada composición de este despliegue sonoro de música y poesía, Soul puede ser entendido como un disco de fondo introspectivo y forma extrovertida, creándose así, entre todas sus canciones, una transición bidireccional de sensaciones a través de un recorrido que empieza en el artista, pasa por la sociedad y acaba en la intimidad del oyente.

¿Ven como, al final, va de caminos la cosa? De caminos y paradas, como las que podemos desde el primer hasta el último corte de Soul, disfrutando de  la eróticamente metafórica Trans, la acertada Lluvia de arroz –¿Cómo no puede gustar este tema, desde hace poco ilustrado con videoclip y todo, con versos como “una boda más, otra tragedia / Mientras los ídolos y las banderas se derriten / Y el mundo no deja de rodar / Mientras se sincroniza en la red” y con esos coreados ritmos?-, la reflexiva No hay mañana –dulce, pese a su melancólica apariencia-, la poética Frío y roto –con más artificios que sus antecesoras, pero igual de honesta y cercana-, la optimista El universo –amistosamente agradable, desde su letra hasta sus sonidos-, la sincera Un buen sermón –un canto a la impotencia del desvanecimiento provocado por la opresión de lo que no depende de nosotros, aderezado con un ritmo que quita crudeza para arrojar algo de luz-,  la bailable Las danzas de los Koguis -¡arriba el funk, siempre con el sello Feel!-, la nuevamente terrenal Una mala secuela –un nuevo golpe de realidad que rezuma desnudez sentimental desde una perspectiva que, aun pareciendo derrotista, alberga una esperanza, tanto en su manera de sonar como en su narrativa-, la envolvente El invierno –que vuelve a ponernos en ese punto donde la realidad supera nuestros sueños, obligándonos a sentirnos como seres que se pierden, que sienten y que se asustan en esa lucha que es la vida y sus momentos-,y Planeando, una canción que cierra sin letra, pero augurando un doble sentido: el de que es posible volar sobre los posos que han dejado en nosotros todos los temas del disco, degustándolos, o, visto de otra manera, atendiendo a la capacidad de Luis Feel para seguir “planeando” nuevos retos y creaciones de Místicos de Cafetería…

Enigmas a un lado, Soul, que se concibió y grabó durante el 2019 en el estudio de Luis Feel –autor, compositor, intérprete y productor de cada corte-, llega para ser uno de los trabajos que recordaremos cuando hablemos de Místicos de Cafetería, pues es una muestra de experiencia sin necesidad de volver a la excesiva experimentación, y eso no es fácil.