Revisitamos Driving home for Christmas, con Soak.
por Sandro Maciá
Pues… que seguimos en Navidad. Sí, en Navidad. No se crean que hemos terminado con las felicitaciones, con las comidas infinitas y con las largas tardes en familia así como así, porque, por mucho que queramos empezar ya con los cursis batidos detox y con la vida sana, aún nos quedan por delante unos días de reencuentros y cebamientos varios con los que terminar este periodo que, quieran o no y a juzgar por las veces que todavía escucharemos aquello de “feliz año”, aspira a no olvidarse fácilmente.
Sin embargo, ¿acaso no es esa la magia de este tiempo? ¿No es esta estación del año, precisamente, más bonita por sus tradiciones, su intensidad -a veces agobiante, vale- y su halo de misticismo en cada cálido momento condenado a ser un futurible recuerdo? ¡Ya lo creo que sí, compañeros! Por eso mismo, sin querer faltar a la honestidad que brota en mis dedos en estos días y tras haber tomado la decisión de seguir avivando la llama de la hoguera músico-navideña que pronto se apagará, propongo que dejemos sobre la mesa el polvorón que aún estaréis agarrando y que centréis toda vuestra atención en el single que hoy decora, como si de un abeto se tratase, las letras de esta página: Driving home for Christmas, la nueva joya que ofrece Soak en estas fechas tan señaladas.

Llegado de la fría Irlanda y aún con la escarcha deshaciéndose entre sus acordes, el clásico tema navideño -hagánme caso: si prestan atención, les sonará- vuelve ahora a ser parte de la banda sonora de nuestros momentos frente a la chimenea -ok, me vale que usen una estufa- gracias al saber hacer de una jovencísima artista. Una dulce -en apariencia- muchacha que ha sido calificada como “la voz de una generación” que cuenta con dos álbumes en su currículum -Before We Forgot How to Dream (2014) y TBA (2018)- y que, pese a haber comenzado en esto de contagiarnos su arte a ritmo de indie, folk y dream pop con sólo 16 años, parece tener claro que lo suyo es transmitir con cada nota de sus composiciones una experiencia vital digna de muchos adultos y a la altura de músicos de renombre.
Sirva como ejemplo el propio single que ahora presenta, una canción a voz y guitarra donde los sigilosos susurros de Bridie Monds-Watson -así se llama doña Soak en realidad- se mezclan
con las cuerdas de dicho instrumento para narrar, con delizadeza pero sin aburrir, una letra apropiada para disfrutar en la intimidad, en el recogimiento y en la felicidad propia de esos momentos de relax que a todos nos gustan y que, con unos giros vocales y una sencillez que contrasta con las reverberaciones -justas, pero en su correcta medida- bien traidas a cada estrofa de éxitos como su Everybody loves you, acaba por enganchar a lo largo de unos cuatro minutos y medio dulces y adictivos.
No tendremos tanta nieve ni tanto frío como los paisajes que evocan los versos de Soak en este navideño single, vale, pero cerrar los ojos y viajar a estos lugares será, con este Driving home for Christmas, más fácil que nunca.
Navideño descubrimiento, atemporal talento.