Presentación de «Todo lo demás era silencio».
por Gemma Juan Giner
Manuel de Lorenzo escribe artículos desde hace mucho tiempo y publicar una novela era la espinita que tenía clavada. Necesitaba escribir sobre sus obsesiones y darle rienda suelta a todo aquello que le quitaba el sueño.
¿Qué ocurre cuando toda tu vida da un vuelco?, ¿qué ocurriría si, de repente, desaparecieran todos tus seres queridos? Manuel de Lorenzo le ha dado muchas vueltas a esta temática, quería escribir algo personal, algo suyo, escribir sobre su propia vida, y así es cómo ha nacido “Todo lo demás era silencio”, su primera incursión en el mundo editorial.
Esta semana, Manuel de Lorenzo ha presentado su primera novela en Madrid. Lo ha hecho acompañado de dos grandes periodistas y, ante todo, amigas, en la librería Cervantes y Compañía. Raquel Martos y Ángeles Caballero se emocionaron y rieron casi a partes iguales hablando de la historia tan emotiva que ha creado Manuel de Lorenzo.
Raquel Martos, desde el principio, tuvo una conexión emocional muy rápida con la novela. Por su parte, Ángeles Caballero destaca que es una historia escrita sin ruido y con mucho sentimiento. Ambas afirman haber llorado mientras leían las escenas más dramáticas de la novela. “Como lector la experiencia es muy intensa”, recalca Caballero. Manuel de Lorenzo no llegó a llorar mientras escribía la novela, pero sí afirma haber sentido más de un escalofrío.
Al preguntarle por los personajes de la novela, Manuel de Lorenzo matiza que no son reales pero sí ha recurrido a gente de su alrededor para construirlos. Al igual que explica que la historia gira en torno a Galicia porque es lo que conoce, a pesar de que el pueblo que sale en la novela es imaginario.
Los protagonistas son Julián y Lucía, una pareja preciosa que se complementa a la perfección por lo diferentes que son. Julián elige la adversidad, Lucía no. Ella es la fuerte de la relación, hasta que llega el momento en que ya no puede más y es cuando Julián deberá sacar fuerzas de donde no las tiene.
La historia nace en agosto de 2016, época en la que Manuel de Lorenzo estuvo hospitalizado durante diez días, pero no es hasta septiembre cuando empieza a escribirla. Pasar tantas horas en un hospital le ha servido para saber definir muy bien lo que se siente al estar en un hospital, un escenario que predomina en la novela. Momentos lentos, de agobio, angustia, un universo propio que se crea ahí dentro y que no existe en el mundo de fuera. Un agujero negro en el cual se crea un pegamento muy fuerte con los compañeros de habitación, con las enfermeras…
Pero no todo lo que rodea a la novela es agobio y angustia. En este sentido, el autor ha querido destacar que en la historia también predomina la felicidad y el optimismo. Precisamente el hospital es lo que sirve para hacer contraste y destacar también las cosas buenas y disfrutar de los pequeños detalles cotidianos. Como por ejemplo, volver al pasado donde la protagonista fue feliz muchos años antes.
“Debes volver a dónde fuiste feliz para lograr esa felicidad de nuevo”, afirma el autor.
El azar es uno de los temas que subyacen en la novela. Todas las piezas de la historia se van engranando para que ocurran ciertas cosas. “El azar es impredecible. Las circunstancias han ido ocurriendo para que te pase a ti. Tú no controlas el azar pero sí puedes influir en él tomando importantes decisiones a lo largo de tu vida. Unas veces puede ir bien, otras no”.
La historia también es una búsqueda, es decir, buscar el sentido al dolor, ¿por qué a mi?
