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Chavales y su tropicalismo electrónico. 

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por Sandro Maciá

Bits latinos en el primer Ep del dúo

¿Con vino? ¿Con un refresco? Con lo que sea que tengan ustedes a mano. Pero vayan corriendo a la cocina a por algo burbujeante con lo que brindar porque, por si no fueran suficientes los meses que llevamos de efervescencia musical y molones ritmos de alegría popera, hoy podemos celebrar que se suma a la cada vez más amplia cata de gaseosos lanzamientos nacidos recientemente un dúo tan espirituoso como esos licores que nos suben la moral los fines de semana. Un par de valerosos creadores que alinean ahora sus trayectorias con el talento como forma de unión y catalización del buen saber hacer: Chavales.

Y no, no es un vocativo ni una llamada a la acción. Es que así se da a conocer el dúo formado por el mallorquín Daniel Rodríguez y el extremeño Javier Paredes: como Chavales, un proyecto musical que vio la luz tras el cruce de caminos que ambos experimentaron cuando el primero de ellos, inmerso en su carrera en solitario, conoció en Madrid a la otra mitad restante, quien tampoco estuvo perdiendo el tiempo artísticamente y ya contaba con no pocas letras escritas; una conjunción de esas que brinda a veces el destino y que ha traído consigo el lanzamiento de un homónimo primer Ep.

Editado por Elefant Records en New Adventures in Pop -colección que cuenta entre sus referencias con artistas como Nevver, Die Katapult, Tennis Club o Lisasinson- y siendo resultado, también, de la ayuda técnica de Martín Spangle (productor del Mini-LP “Movidas” de CARIÑO), las cuatro canciones que componen este primer trabajo de Chavales son, una tras otra, un ejemplo de que la sinceridad y la claridad pueden llegar dar forma a composiciones que, combinando sonidos de ayer y de hoy, nacen para ser actuales.

Así pues, bien por su desenfado o por esas ganas de no andarse con rodeos –en lo sonoro y en lo textual, ya que no falta la ocurrencia en sus versos-, cada corte de Chavales tiene la capacidad de captar nuestra atención, a veces apelando a la originalidad y efectiva sencillez, como ocurre en Empieza el plan –atentos a “cuando me alumbras / con los faros de tu coche / recibo tu señal / esta será mi noche”-, o a la visceralidad de las hipnóticas vibraciones, como pasa con Me conformo. Dos maneras de llegar a embriagarnos con su tropicalismo electrónico, a través de cuerpo y mente, que también surten efecto en su electrónicamente noventera Las plantas de la terraza –propuesta más comercial, que cuenta con video de Diego Jiménez (La Bien Querida, Carolina Durante, Axolotes Mexicanos…), y que mantiene “on top” su toque indie en la letra y el ritmo- o en su ecléctica No me lo creo, de percusión reggaetonera y aderezos “midi” que parecen sacados de cualquier consola.

¿Vuelve la magia de los 8 bits con Chavales? En parte, sí, pero no al estilo de simples notas dependientes de una sonoridad, sino combinada con un carácter latino y unas ganas de ir al grano bien marcadas. ¡Que venimos a disfrutar, señores y señoras!

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