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Fuerte de Roy Galán

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por Rubén Olivares

Crecemos rodeados de creencias en torno a lo que se considera masculino y femenino. Desde que nacemos se nos condiciona, educa y entrena para que nos comportemos de acuerdo a los estereotipos de género que se consideran adecuados para nuestro sexo. Pese a que la sociedad nos predispone y educa para el pensamiento binario, en ocasiones surgen personas que se sienten más cómodas transitando entre las líneas intermedias que separa ambos géneros. Estas personas a menudo acaban condenadas al rechazo, el desprecio y la incomprensión del resto que han encajado con el estereotipo binario que se les asignó de acuerdo a su sexo. Sin embargo, ¿quién determina qué es ser hombre y qué mujer o qué es lo femenino y qué lo masculino? En teoría, nadie. En la práctica, todo un ejército de hombres y mujeres que encajan con los prototipos de qué es ser hombre y ser mujer, qué es tener un comportamiento masculino y qué es lo femenino se encargan a diario de recordar al resto que aquellos que no se comportan como se espera de ellos por su sexo son “desviados” que pervierten los géneros asignados. Por suerte, desde hace años estos “desviados” han decido levantar su voz y dejar claro que aquellos que no encajan con las estrechas miras del género determinada por el sexo no son anormales, sino personas que nos recuerdan que la sexualidad y la construcción del género humano son más complejos y variados de lo que asumimos, y que están aquí para disfrutar de su sexualidad y revindicar su derecho a ser respetados por el resto de la sociedad.

En esta línea, el nuevo libro del activista Roy Galán sobre el nuevo concepto de masculinidad nos plantea abiertamente al sector masculino qué tipo de hombres somos y qué tipo de hombres queremos ser. Estamos ante un tratado, un manual sobre masculinidad, bello en sus formas, delicado, poético en sus reflexiones y didáctico en sus ilustraciones y aserciones sobre la masculinidad y la femineidad que se aleja de posturas dogmáticas sobre cómo debemos comportarnos y nos ilumina sobre los nuevos comportamientos de convivencia que deberíamos adoptar entre hombres y mujeres, pero también entre hombres y otros hombres que no encajan con el estereotipo de masculinidad dominante y autoimpuesta a lo largo de los siglos. Roy Galán nos deja claro, desde el inicio de su obra, que no existe una única forma de ser hombre, al igual que no existe una única forma de ser mujer. El mundo se ha abierto como fruta madura y nos ofrece la oportunidad de volver a ser libres. Podemos dejar de ser lo que moldearon en nosotros y empezar a ser lo que queremos ser, construir nuestros comportamientos desde la nueva masculinidad y el feminismo.

La masculinidad tradicional es tóxica en sus planteamientos, pues exige al hombre un comportamiento agresivo, dominante, competitivo, anti-femenino, evitar las muestras de debilidad y empujar hacia el agujero más oscuro y profundo que habite en cada uno los sentimientos que puedan aflorar. Roy Galán, junto a otros activistas en pro de un nuevo concepto de masculinidad, revindican un nuevo ideal de masculinidad que permita a los hombres manifestarse como seres sensibles, más allá de su orientación sexual, para permitir que la sociedad avance. Es cierto que el patriarcado es un sistema que prima al hombre y la masculinidad, pero no es menos cierto que los márgenes para disfrutar de este poder son muy estrechos y que sólo los que cumplen con los estereotipos del patriarcado logran disfrutar de sus beneficios, mientras que el resto son aplastados por la presión social de qué es ser hombre. El feminismo abrió la puerta hacia la reflexión sobre la necesaria equidad social entre hombres y mujeres. Las reflexiones sobre la nueva masculinidad, como “Fuerte”, nos muestran que, si conseguimos cambiar a los hombres, conseguiremos cambiar el mundo. Y empezar leyendo este libro es un primer paso.

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