Mary que escribió Frankenstein de Linda Bailey e ilustraciones de Júlia Sardà.
por Ana Olivares
Quiero ser el Frankenstein de Mary Shelley.
Veo la lluvia desde la ventana. El ambiente se humedece, y por un instante sé que muchos de nosotros, en alguna ocasión, hemos querido ser el Frankenstein de Mary Shelley. Una joven que tuvo un sueño. Una idea que logró plasmar en un libro dónde creó su propio mito, convirtiéndolo así en una de las mejores novelas de todos los tiempos.
En esta novela ilustrada, vamos a recorrer este sueño. Vamos a acompañarla en ese proceso creativo que la impulsó a escribir Frankenstein o el moderno Prometeo publicado en 1818. Un clásico dentro del género de la novela gótica, que algunos catalogan cómo el primer texto de ciencia ficción de la literatura; aunque por aquel entonces, se comprendió cómo una historia de terror con gran trasfondo científico y filosófico. Algo comprensible ya que Mary tuvo una educación de lo más variada y moderna para la época. Y es que ser hija de una de las pioneras del pensamiento feminista marcó sus convicciones desde bien niña a pesar de que no llegó a conocer a su madre, Mary Wolltonecraft, quien murió a los pocos días de nacer ella. Sin embargo, nunca se alejó de su recuerdo, atesorando sus trabajos y visitándola en el cementerio a diario, convirtiendo su tumba cómo un lugar en el que detenerse a escribir, reflexionar u observar. Era una joven soñadora e inteligente que le gustaba inventar historias. Por lo que su padre, William Godwin, también filósofo cómo su mujer, y periodista, le procuró conocer a todo tipo de personalidades e intelectuales del momento. Nunca se olvidó del poema: la Balada del viejo marinero que Samuel Taylor Coleridge recitó en su casa una noche que ella debía estar en la cama.
Con catorce años, su madrastra y su padre la mandan a Escocia a vivir con una familia que no conoce; la acusan de estar siempre malhumorada. Lejos de cambiar su comportamiento, a los pocos años aprovechó para fugarse con su hermanastra Claire, y con el poeta Percy Bysshe Shelley (quien se convertiría finalmente en su marido) en un viaje por toda Europa dónde acabarían visitando un castillo en ruinas llamado Frankenstein a orillas del Rin. Casi dos años después, los tres aventureros viajarían a Suiza, dónde conocerán a Lord Byron, el apuesto y famoso poeta que tenía una casa junto al lago Lemán. Allí, junto con el médico Jonh Polidori, aprovecharon una noche de tormenta para leer historias de fantasmas. Después Byron propuso un juego, cada uno de ellos tendría que escribir una historia de miedo y elegir la mejor entre todas. Mientras sus amigos escribían, Mary y Byron, los más inquietos, se aburren y se van a navegar, donde mantienen una conversación muy interesante acerca de la electricidad y la capacidad de ésta para hacer que los músculos ya muertos se retuerzan. Una idea emocionante y espantosa que la perturbaría ya que tuvo una horrible pesadilla acerca de un monstruo hecho de partes muertas… ¡Eureka! Mary ya tiene su idea, y comienza a escribir esta obra cumbre con tan sólo dieciocho años…
Y pese a que en esta ocasión sólo nos quedamos con el monstruo, El último hombre en la tierra (1826), es otra de las creaciones que demuestran que fue una especie de Julio Verne para la literatura. Una mujer adelantada a su época que gozaba de una mente brillante e inquieta capaz de vislumbrar retales de un futuro aún por llegar e inaugurando de nuevo el género apocalíptico o al menos, llevándolo al auge. Y es que esta historia nos cuenta que el mundo ha sido devastado por una plaga. ¿Os suena el tema?
Para mí, al menos, ha sido uno de los referentes más importantes que más han contribuido e influido en las venideras novelas de terror y ciencia ficción.
[Frankenstein] es el trabajo más maravilloso que se haya escrito en veinte años. Y, más afortunadamente para ti, has seguido un curso de lectura y cultivado tu mente en una manera tan admirable que te ha convertido en una gran y exitosa autora. Si tú no puedes ser independiente, ¿quién puede serlo?…William Godwin a Mary Shelley.
Ya no miro a la ventana, pero escucho cómo caen las gotas de lluvia mientras me pierdo entre las ilustraciones nostálgicas y bellas que acompañan la narración. Sus colores vintage, sus formas únicas, con ese estilo gótico-romántico que nos traslada a la vida de Mary, a la que podemos admirar gracias al arte de Júlia Sardà. Es un cuento ilustrado, y es posible concebirlo gracias a la presentación de Linda Bailey, a su hermosa narración, que nos explica cuáles fueron los hechos que determinaron a Mary Shelley a inventar uno de los personajes que más han influido en los clásicos de terror y en las generaciones venideras. Y que aún después de doscientos años resuena en nuestra mente cómo un eco lejano y cotidiano a la vez.
«Mary, quien escribió Frankenstein» es un viaje ilustrado que nos muestra las inquietudes y la vida de una de las escritoras más importantes del siglo XIX. Una pionera dentro del mundo de la literatura que continúa inspirando con sus historias, sobre todo, con este monstruo aterrador y querido.