Mt presenta Hermana, eso te gusta.
por Sandro Maciá
Instintiva propuesta de Mt
Al rescate, como los héroes. Como quien llega para poner voz a determinadas sensaciones que, de una forma u otra, todos estamos viviendo por culpa del –ya poco- sorprendente y obligatorio confinamiento que acatamos. Como quien, desde más cerca de lo que imaginamos, logra transmitir algo que va más allá del arcaico Resistiré del Dúo Dinámico –ojo, no vayamos tampoco a tirar cohetes si hacemos alusión a la nueva y multitudinaria versión del tema- y que permite la identificación con ese (re)conocimiento que estamos experimentando sobre nosotros mismos.
Como queramos entenderlo, pero el caso es que así aparece en nuestras vidas Mt, un artista que, a golpe de optimismo, nos ayuda en estos tiempos a romper las barreras que condicionan ese proceso de introspección que muchos estamos asimilando ante el encuentro con nuestro “yo”, animándonos, con su recién estrenado single “Hermana, eso te gusta”, a no seguir los estándares pautados y conseguir que ese conocimiento propio se pueda disfrutar, pasando de remilgos y de mirar con lupa todo lo que podamos encontrar.
¡Que seamos libres y felices, narices! Casi así podría resumirse la sensación que transmite la citada canción, al estilo de una sencilla –pero contundente- respuesta de pop soñador a muchos dilemas morales que no nos dejan avanzar y que, como reza la letra y la expresión de sus versos decididamente cadenciosos, debemos dejar atrás para “salir de debajo de la cama” y “saltar sin miedo” pese a que nuestra “sonrisa se rompa contra el suelo”.
Un canto al hedonismo controlado –si es que esto es posible- que vaticina que no todo ha de salir bien, pero que eso es lo que le confiere emoción a la vida: que ya lo olvidaremos. Un instintivo corte, este de “Hermana, eso te gusta”, que aunque ocupe el cuarto lugar en la carrera del artista y su grupo –recordemos que le precedieron La Ventilación, Alacranes y Capullo Baby-, no pierde descaro. Todo lo contrario. Mantiene ese estilo aparentemente apesadumbrado en su forma que luego va creciendo a nivel estilístico y textual hasta tomar, en su fondo, una actitud más cercana al positivismo místico o atrayente que a la decadencia o a la pretenciosa necesidad de ganar adeptos suscitando el interés inmediato.
A partir de ahí, ya no resulta difícil de creer que el tema, a través de sus iniciales arpegios y de sus electrónicos pasajes, nos lleva a aprender que la racionalidad no pesa tanto como el amor incondicional hacia todo. Una lección que muchos deberíamos interiorizar, al menos, en la medida de lo posible y escogiendo como referencia a lo presentado en la composición de Mt, o lo que es lo mismo, de Adrián Martínez, artífice de la canción en cuestión, que fue producida, grabada, mezclada y masterizada en Coruña, en su mismo local de ensayo.