Rayotaser electrifica el panorama
por Sandro Maciá
Robocops, lo nuevo de Rayotaser
¡No chisporrotea pero es chispeante! Lo sé, no tengo precio como humorista. Pero, ¿de qué otra manera habrían empezado ustedes a presentar a unos artistas que nos llega con más voltios que un Satisfyer pasado de revoluciones? Pues así, o casi. Porque pocas opciones se asemejan más a lo que nos ofrece el dúo que hoy ocupa nuestros párrafos.
Pocas alternativas hay –que no acaben por terminar llevándonos a la manida comparación de los dedos en el enchufe- para dar la bienvenida como se merecen a dos incontinentes creativos capaces de electrificar las good vibes al más puro estilo “doriano”. Dos experimentados en esto de sonorizar la realidad y unir fuerzas para hacernos partícipes de que el futuro no sólo ha llegado, sino que es tan fantástico y ficticio como imaginábamos. Una pareja musical que, aunque de forma individual esté compuesta por Álex Mera (Colectivo Oruga) y Pablo López (exIgloo), llega hasta nuestros tímpanos operando bajo la mecánica y transmisora denominación de Rayotaser.
Nombre molón, ¿no? Y tan concreto como lo es su synthpop y su electrónica, bailable y disfrutable -¡ojo! no ambos adjetivos han de ser complementarios u obligatoriamente consecuentes- a partes iguales. Unos estilos, estos, que les definen desde su penitente presentación en sociedad allá por 2016, cuando lanzaron su primer Ep, Tengo que pedir perdón, hasta su reciente puesta de largo, que tuvo lugar en el aún casi presente 2019, esta vez en formato de Lp y “retrofuturísicamente” titulado Robocops (La Melona / Ataque!).
Apelando ya desde el nombre a la nostalgia y a las reminiscencias que en el imaginario colectivo cultivamos en cuanto a la estética de décadas anteriores e, incluso, a la propia infancia de muchos, Robocops nace para, además de demostrarnos claramente que Rayotaser no ha sembrado la sombra de la disculpa requerida -¡ni pensarlo!-, reiterar que los sintético y sampleado, tamizado por sus manos y voces, fluye con la peculiaridad de fluctuar entre lo hedonista y lo comedido, contando con la sensibilidad -no la ñoñería- como punto de unión ante el antagonismo que generan ambos conceptos.
Ante tanta chispa, poco cable pelado hace peligrar la integridad de los siete cortes del disco, enchufando nuestras neuronas desde San Junípero –burbujeante en su inicio y muy pop en sus bases y sintes- hasta Si no lo pueden evitar –asfixiante en cuerpo y letra, con ritmos marcados y una profundidad mayor-, destacando, en el camino que las une, temas como Todo lo que pido – maestral su clave: “no siempre voy a estar dolido / a veces me dejo querer”-, Mientras tanto –enérgica en sus subidas y bajadas, imponiendo su festiva coraza de llamada a la acción- o Technoapocalipsis –llamativa por su nombre y atractiva por su estructura-, entre otras.
Grabado en los Radar Estudios de Vigo, con la ayuda de Pablo Iglesias ante la –imagino- no sencilla tarea que debió suponer el manejo del aparataje en cuestión para dar forma al disco, según la concepción que finalmente tuvo, Robocops llega para destruir el peor de los males de nuestro presente: el aburrimiento y la reiterativa falta de actividad que podría acabar con nuestro futuro. Un buen rayo de música.