Si caigo en la tentación que parezca un accidente de Rose Gate.
por Susana Flores García
Una virgen, un empotrador y muchas risas.
Esta vez conocemos la caótica vida de Lucero del Alba, Luz como todo el mundo la conoce es nacida en la aldea de Villapene (Lugo), mamporrera de cerdos como primera profesión y con unas ganas terribles de marcharse a la ciudad. A los dieciocho años consigue mudarse a Barcelona con sus tíos y su prima Jud, después de tener varios trabajos fuera de lo común ahorra lo suficiente como para independizarse junto a su gato Lucifer.
Luz lleva una vida de lo más ajetreada, trabaja por las mañanas como comercial de seguros de sucesos, por las tardes imparte clases de yoga a un grupo de alumnos con problemas de conducta y por la noche trabaja como teleoperadora erótica o teleputadora como ella y sus compañeras lo llaman. Con ese ritmo de vida solo le faltaba un vecino molesto al que le encanta montarse unas juergas sexuales descomunales noche tras noche, ella cansada de soportarlo y no poder dormir empieza una guerra de bromas pesadas que se le va de las manos. En pocas palabras, odia a su vecino de arriba.
A esta vida frenética le sumamos algo que para ella es una losa: a sus veintitrés años sigue siendo virgen. Luz intenta perder la virginidad en muchas ocasiones, ya no busca un príncipe azul, como dice sólo quiere:
“Un empotrador que le rompa el techo del amor”.
Luz llega a obsesionarse con su virginidad, y un día comiendo con Jud se fija en él, moreno, alto, cuerpo de infarto y una sonrisa que la derrite. Desde la otra mesa él no puede quitarle los ojos de encima, ella le sonríe con un alga pegada en el diente y gracias a una tarjeta con un mensaje poco discreto en el cristal del coche patrulla de Carlos consiguen su primera cita. Luz tiene claro lo que espera de ella y Carlos sabe lo que va a ofrecerle, esperan tener una tórrida noche de sexo salvaje, disfrutar y dar rienda suelta al deseo que desde el momento en que se vieron sintieron el uno por el otro. Pero todo no podía salir perfecto, pocas cosas le salen bien a Luz y esta no sería una de ellas. La cita termina siendo horrible, él queda como un autentico cabrón y ella como una loca, aunque la pobre sólo es torpe y los nervios la traicionan.
Después de esa noche no quieren volver a verse, pero el destino es caprichoso y una serie de acontecimientos y situaciones embarazosas hacen que día a día vuelvan a encontrarse. Cuando por fin deciden dar rienda suelta a la pasión, Carlos descubre que Luz es virgen y él no está dispuesto a acarrear con esa responsabilidad, sabe que la primera vez es algo que no se olvida y aunque tiene claro que está más que a la altura, se niega a ser un mero objeto para ella, no está acostumbrado a eso, para él siempre ha sido al contrario. Llegados a este punto en el que la atracción es más que palpable y para ninguno de los dos es fácil de ignorar terminan en un tira y afloja donde los juegos sexuales y el deseo se convierten en el centro de su vida.
Si a la trama le añadimos unos padres religiosos que obligados por la situación conocen a Carlos como el prometido de su hija, el chico de seguridad del centro de yoga que está colado por ella, un cliente especial en la línea erótica, unas rosas anónimas, celos e inseguridades, tenemos una mezcla explosiva.
Una lectura refrescante, divertida, con escenas sexuales explícitas, pero cuidadas, escrita a dos voces por sus protagonistas conociendo así los pensamientos de cada uno y viendo como los sentimientos van creciendo a pasos agigantados. Sin duda una novela que personalmente he devorado en muy poco tiempo, disfrutando de cada una de sus páginas, pero sin querer que acabara.
¡Muy recomendable si quieres reír a carcajadas, enamorándote con Luz y pidiendo a gritos un Carlos en tu vida!!!