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Tristeza de los cítricos de Liliana Blum 

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por Vanessa Díez Tarí

Salirse del camino, vivir al margen y no pensar en el qué dirán. Una senda recorrida que no termina, pues haber llegado hasta aquí no garantiza nada, sólo da lugar a distintas realidades. Hoy en día coexisten diferentes mujeres y todas están en el ahora. La mujer amargada en su matrimonio y que aguanta por los hijos, la que lucha contra la soledad, la que siendo una mujer libre es violada, la que se sacrifica por vivir en pareja. Todas son válidas. No existe una única mujer de hoy. Ser mujer representa distintas formas de ver y afrontar la vida. Aquí se muestran. Ellas son protagonistas de su vida aunque en unas ocasiones sean verdugos y en otras víctimas. Ellas han decidido los pasos que las han llevado hasta ese momento crucial.

Liliana Blum nos muestra los rincones oscuros de las relaciones. Una mujer que no es feliz en su matrimonio pero aguanta por su hija, una hija que lleva años sin ver a su padre y se deslumbra con él,  una mujer que apuesta por empezar a vivir con un hombre que tiene una hija pequeña, una mujer que cambia de rumbo por un hombre y lo vuelca todo en él, una mujer que a su edad sigue planeando su boda hasta que la secuestran, una mujer de nuestros días sola por la calle de noche y también puede estar en peligro, un don Juan que va de mujer en mujer para no dar palo al agua, una mujer que apuesta por ayudar a unos balseros y una camarera que lo arriesga todo por la relación posible con un pretendiente. En cada cuento de Liliana Blum encontramos una mujer que siente hasta el límite aunque se enfrente a la catástrofe, no importan las consecuencias. La oscuridad del ser amado y sus falsos sentimientos no hará que ellas no arriesguen su cordura. Ni el adulterio, ni el incesto, ni la soledad, ni la decencia, ni la violación, ni las drogas, ni la locura, ni la muerte las separará de poder sentirse vivas hasta el último aliento. La autora en sus cuentos da giros completos en las últimas líneas saltando por precipicios que nos hacen replantearnos lo leído de nuevo y ver de otro modo la historia. Nada es lo que parece, ningún personaje lo es, no importa que sea hombre o mujer.

“Tristeza de los cítricos” es el espíritu del libro, ya que no es el nombre de ninguno de los cuentos. En la contra solapa nos dice que es una enfermedad de los árboles en la que son teñidos de un gris apagado y un gesto mortalmente caído. Así podemos comprender que la autora trata las relaciones emocionales como complejas, insanas, crueles y tóxicas formas de tratarse. No maquilla la crueldad, ni la mentira, ni la muerte. No hay piedad. Los vacíos emocionales nos arrastran a la deriva hasta los caminos más oscuros sin darnos tregua. No todo es color de rosa.

 

Páginas de Espuma menciona nuestra reseña de «Tristeza de los cítricos» en su web.