AQUELARRE DE CUENTOS comisionado por Inés Ordiz y Sandra M. Casanova Vizcaíno.
por Ana Olivares
Antología de terror insólito escrito por mujeres.
Esta compilación de relatos de miedo es terrorífica en el amplio sentido de la palabra: es un homenaje a la mujer y a la vez una denuncia, un retrato; la forma de expresar una realidad demasiado oscura como para transformarla en cuentos que pongan voz a esa resignación, impotencia o pánico que acompañan a nuestras protagonistas, y en consecuencia, a todas las mujeres del mundo, a las que continúan siendo oprimidas o juzgadas por una sociedad caníbal que participa en este linchamiento incluso sin plenamente ser conscientes de ello. Un tema bastante delicado y candente que nos toca muy de cerca, y que por desgracia continúa siendo una lacra. Sin embargo, esté es sólo parte de un trasfondo más complejo, un punto en común que unifica estos increíbles relatos. Ya que también podemos ver en ellas resquicios de la cosificación a la que ha sido sometida la mujer dentro de una sociedad patriarcal que la ha estigmatizado y relegado a un lugar inferior para limitarla.
Por fortuna, tanto en la ficción cómo en la realidad, todavía existen brujas que saben volar; capaces de utilizar su magia para reunir a otras mujeres en un aquelarre en el que el frenesí ancestral de la naturaleza más salvaje y primaria invadirá sus cuerpos elevando sus espíritus hacía revelaciones que tan solo se aparecen en conciencias alteradas. Todo un experimento sociológico que nos permite conocer las distintas realidades e historias que estás autoras aquí reunidas han aportado, comprendiendo el habla hispana cómo punto en común – entre muchos otros -; ofreciéndonos así la oportunidad de atisbar los distintos infiernos a los que nos arrojarán. Cuentos, relatos cortos, algunos más poéticos, todos ellos siniestros e impactantes donde la mujer aparece representada en todos los ámbitos que se pueden abarcar para intentar reflejar una condición humana que en ocasiones aterroriza y supera la ficción. Cuidando siempre esa atmosfera opresora e inquietante que nos embauca por su estilismo y por la gran variedad de voces que nos llaman susurrando, como una oración o sortilegio arrojados al viento. Dejaros llevar por el disfrute de lo macabro y lo grotesco dentro de una cotidianidad opresora para la mujer que le ha sido establecida sin consentimiento. Y que a través del miedo y la ficción expresa toda la mierda que hemos tragado y nos tocará seguir tragando por el simple hecho de haber nacido con ovarios. A la vez, que nos demuestra una vez más la fortaleza vital inhumana e innata que nos ha garantizado dicha condición, ya que si nos obligan a nadar contra corriente y a sortear todos esos obstáculos, lo único que consiguen es que nos hagamos más fuertes, más sabias.
He querido haceros un pequeño resumen de los relatos que aquí se nos muestran extrayendo ideas generales basadas en mi propia experiencia como lectora. Se tratan tantos aspectos y significados ocultos, descripciones de escenas o imágenes cargadas de simbolismo y tantos detalles, que debéis descubrir por vosotros o vosotras mismas el mensaje a extraer de cada uno de ellos: El grito de Mariana Torres (Brasil, 1981), nos presenta ese icono de femme fatale inerte. Lo bello y lo grotesco se aúnan en una escena de gravedad cero impactante. Un microrelato tan contundente que asusta. La Hostería de Mariana Enríquez (Buenos Aires, 1973) nos introduce en el asfixiante mundo adolescente de dos hermanas en pleno desarrollo sexual que son encerradas en Sagasta, un pueblo que representa una sociedad que estigmatiza a la mujer. Susana de Gabriela Arciniegas (Bogotá, 1975) la crónica del asesinato de una mujer a manos de un grupo de desalmados mientras ésta, en espíritu, es testigo de ello. La han convertido en un despojo humano por el hecho de ser bonita: «Agua amoniacada y mierda, eso somos todos al final» , soberbia y contundente. Cantata de Adriana Díaz Enciso (México): relato gótico de la vejez, de la pérdida de memoria y de los recuerdos, sumiéndonos en un estado vegetativo en el que somos retales de una vida ahora ajena. Luto de María Fernanda Ampuero (Ecuador, 1976). Marta y María, dos hermanas que han sufrido destinos radicalmente opuestos bajo el mismo yugo opresor. Con trasfondo religioso, contiene descripciones gores que tratan de rebasar los límites del dolor logrando una vendetta épica final. Una aberración insana que mezcla la ficción con la no ficción consiguiendo un resultado de infarto. Los seis pies del gato de Carmen Boullosa (1954, México), unas Navidades en familia terroríficas por la madrastra y por los gatos dobles que ve la protagonista. Matadora de Solange Rodríguez Pappe (1976, Guayaquil, Ecuador), una madre preocupada por su hija; solas deben enfrentarse al mundo mientras en la tele no dejan de ver noticias sobre mujeres desaparecidas, asesinadas o violadas, pero una gata distinta a las demás les demuestra que para no ser cazadas, hay que convertirse en cazadoras. Los maullidos, de Gema Solsona Asensio (Barcelona), el suicidio de una niña en un hospicio que ha sido silenciado por las monjas. Tan sólo por un tiempo, ya que los maullidos de la huérfana aumentan y se apoderan de sus compañeras sacando de quicio a las monjas. La enana en el tren y En la silla de ruedas de Ana María Shua (Buenos Aires, 1951) son dos relatos brevísimos e intensos sobre las deformidades humanas, me recordó a la serie de Cuerpos embarazosos -habrá que echarle humor-.
Las pisadas del hambre de Ana María Fuster Lavín (San Juan, Puerto Rico, 1967) o la supervivencia natural de una inmortal que se alimenta de ojos y sangre de sus mamás provisionales. En paz de Claudia Salazar (Lima, Perú) Siempre los informativos de fondo, noticias escabrosas cómo reflejo de una sociedad ciega que rodea la cotidianidad de nuestra protagonista; se queda momificada mientras su cuerpo se descompone y la meten en la bolsa antes de ver el desenlace de la noticia a la que estaba enganchada. Cosita de María del Carmen Pérez Cuadra (Nicaragua, 1971) Una especie alienígena o exótica sin especificar acaba por devorar la pasión de una pareja. La mujer, quien la cuidó y rescató acaba siendo abandonada por el hombre, que se fuga con Cosita para no tener que compartirla. Digamos que habla del peligro de cruzar los límites del propio deseo, de la forma más sexual y mundana que existe. Me ha encantado. En Afrodita de Alicia Fenieux (Chile) encontramos una sociedad distópica en la que los adolescentes son sexualizados desde la más tierna infancia, y con tan sólo 13 años ya practican orgías como iniciación a la etapa adulta. En esto tienen mucho que ver las nuevas tecnologías y los chips, que sirven para todo; como estimuladores del placer, inhibidores del dolor, para acelerar el periodo, suprimir emociones…etc. Y por supuesto, la fiesta de Ey y Yein acaba mal. María de Alexandra Pagán Vélez (Yauco, Puerto Rico, 1978) un bicho le sale a María de sus entrañas y ruge por alimentarse de ella. Habla de la sexualidad voraz. La joya de Daína Chaviano (La Habana, Cuba, 1957) Cómo transformamos la belleza de una mujer en objeto, de nuevo, tratándola cómo una cosa y no cómo un ser humano. La lujuria y los instintos más primitivos arrastran al hombre al caos. Un relato muy elegante que embauca por su brillo. El Ojo de Liliana Colanzi (Santa Cruz, Bolivia, 1981) Una adolescente se automutila para mitigar el dolor que le producen las relaciones, y por la represión a la que la tiene sometida su madre, tanta, que empieza a ver un ojo que la vigila y hasta que no explota su sexualidad, no deja de experimentar la culpa.
Y con este último cuento ponemos el broche de oro a esta selección que nos aporta mucho a la mujer y a la sociedad en general, ya que a través del miedo aquí se describen todos los abusos y obstáculos a los que cualquier mujer podrá enfrentarse y se enfrentará a lo largo de su vida. Tanto de forma explícita cómo implícita, se trata de ficción de terror, aunque en muchas ocasiones, por desgracia, ésta acaba superando a la realidad. Por lo que también podemos concluir de esta obra que es la consecución de los relatos góticos y victorianos que tan de moda estuvieron en otro siglo y que aquí continúan transformando el género y aportando nuevas visiones.
Una compilación de cuentos que se hace corta por la intensidad que encontraremos en cada uno de ellos. Una lectura muy recomendable y terriblemente estimulante.
