Cero Negativo de Judith Galán.
por Susana Flores García
La música siempre es una buena terapia.
Esta semana os presentamos una novela cargada de emociones donde los recuerdos y el heavy metal son el epicentro en la vida de Cat, nuestra joven y peculiar protagonista. Cat ha regresado del pueblo a Barcelona, a la gran ciudad que tuvo que dejar atrás justo hacía diez años, cuando su madre murió y su padre les abandonó en el mismo momento en el que no fue capaz de ocuparse de ella y de su hermano pequeño Óscar. Tanto dolor al que se tuvo que enfrentar en el pasado ahora se hacía más latente al volver. Y aunque no entraba en sus planes hacer aquel viaje, una oferta de empleo como profesora de la Agrupación Astronómica de Sabadell, la anima a él.
Ella aún no es realmente consciente de todas las batallas a las que aún tendrá que hacer frente. Para colmo, aparte de arrastrar toda esta nube gris sobre ella, tiene un problema, y es que desde hace diez años vive obsesionada con donar sangre. Este lado oscuro y extraño que la define la hace conocer a Alex, un joven que cubre una suplencia en el mismo banco de sangre, y aunque ella no lo sepa, cambia por completo el día a día de éste, ya que acaba obsesionándose a su vez por conocer a la chica de las pulseras, saber cuáles son los motivos que empujan a Cat a vivir tras un muro autoimpuesto. Sin embargo, Cat trata de alejarlo de su vida, pero Alex parece interesado en su hermano Óscar, por lo que la amistad que une a estos dos lo acercan a pesar de sus intentos. Con este elenco de historias entrecruzadas se presentan varios personajes y puntos de vista que funcionan en paralelo y que finalmente nos ofrecen distintas versiones de un mismo o varios problemas que comparten los protagonistas principales con los personajes de su entorno, encontrándonos tramas entre Julián, el padre de Cat y Óscar; los amigos de Alex y Cat, por otro lado; junto con la participación de Bárbara, quien ha sido un gran apoyo para los hermanos a su llegada a la ciudad.
He de reconocer que al principio me ha costado seguir el hilo de las diferentes narraciones que me iba presentando su autora. Sin embargo, le he dado tiempo a la lectura y me ha convencido. Me ha parecido una forma de encajar las piezas perfecta, que te ayuda a conectar con cada uno de los personajes y comprender el porqué de sus decisiones, por poco o muy acertadas que sean. Lo que nos demuestra que esta novela no sólo trata una historia de amor, si no que nos habla del miedo, del dolor en su máxima expresión, de la pérdida y la redención. De cómo una simple decisión en la adolescencia puede determinar tu futuro de adulto, iluminarlo o ensombrecerlo; un simple gesto que te cambia la vida para siempre. O bien, de cómo este gesto, por el contrario, puede repercutir en la vida del de enfrente sin ser plenamente consciente del daño o bien que estás causando. Una novela que nos invita a reflexionar acerca de nosotros mismos y de cómo interactuamos o nos desenvolvemos con los demás. Otro punto a favor es la sencillez narrativa que encierra palabras crudas, con las que consigue introducirnos por completo en esta historia de superación en la que el dolor, en todos sus ángulos, será el principal protagonista.