Coleman de Adolfo Gilaberte.
por Lara Vesga
Coleman es un asesino a sueldo en horas bajas que se ve obligado por motivos familiares a hacerse cargo de su madre y acogerla en su casa después de años y años sin apenas relación. Ella no es demasiado mayor, pero por momentos desvaría y en ocasiones es violenta y se escapa, pese a tener un cuidador las 24 horas. Compaginar ambas labores, la de asesino y la de hijo, será un quebradero
de cabeza para el protagonista, quien además se siente perseguido por una extraña sombra que aparece y desaparece a la vez que se verá también inmerso en una trama de venganza en la que pasará de ser cazador a presa y viceversa.
Adolfo Gilaberte (Madrid, 1971) ha escrito una novela negrísima y despiadada que no admite concesiones pese a que transita por el lado más vulnerable del asesino. Será así posible entrever el lado más frágil y humano de un sicario que se siente solo, débil y que últimamente tira demasiado de los recuerdos y de todo aquello que pudo ser y nunca fue. Empatizaremos con él irremediablemente, le cogeremos cariño, a veces hasta miraremos para otro lado cuando ejerza su profesión y simplemente seremos como esa niña que aparece entre las páginas del libro y le regala un dibujo, viendo solo al hombre y no al monstruo.
Y es que no en vano Coleman, esta segunda novela del escritor y profesor Gilaberte, quedó como la segunda obra mejor valorada por el jurado en el Certamen Getafe Negro de 2019. Ejemplar, tan delicada como cruel, redonda en fondo y en forma, con una preciosa portada con una medusa de esas que tanto le gustan y relajan al protagonista, esta obra publicada por Mármara Ediciones es un libro de obligada lectura para los amantes del género y sería una inmejorable forma de iniciarse en él para los no amantes. Unos y otros podrán disfrutar con una novela imposible de dejar una vez que te adentras en su oscuro mundo.