Confinados de Jordi Évole.
por Gemma Juan Giner
Confinados: Un acercamiento al corazón de una sociedad herida
¿Qué hemos aprendido de esta pandemia?, ¿nos ha servido para ser un poquito mejores?, ¿o ya nos hemos olvidado?, ¿alguien sigue recordando los aplausos de las 8 de la tarde? Estas preguntas se las hizo a algunos de sus invitados el gran Jordi Évole en sus programas especiales durante el confinamiento.
Siempre he tenido devoción por Jordi, por su pasión, su manera de trabajar, de preguntar, por la cercanía que consigue con el invitado, por su insistencia en conseguir un entrevistado o por su manera de tocarse la barba cuando se emociona o se queda sin palabras.
Leer el libro de “Confinados” de Évole durante estos días que he estado confinada, ha sido volver al confinamiento de marzo, hace ya casi un año. El periodista, en el libro, destaca el tuit del filósofo Daniel Innerarity en el que dice: “Que no nos engañen, aunque sean emocionantes los aplausos, el voluntariado imaginativo o la generosidad de ciertas empresas, esto va de servicios sociales y de un sistema público de calidad”.
Tiene toda la razón el filósofo. Poco estamos hablando de lo que verdaderamente ha puesto de manifiesto esta maldita pandemia. Que en aquellos países con mejor sanidad y mejores previsiones han resistido mejor al virus que en aquellos lugares donde se ha privatizado, y donde por falta de cálculo, no se vio venir la crisis. ¿No os parece que hay personas interesadas en que nos distraigamos poniendo el foco en la generosidad de las personas cuando el debate no es ese?
Cierto es que las personas tenemos que ser generosas, pero necesitamos un sistema, unos procedimientos y unas instituciones que cuiden de nosotros, sobre todo de la gente que más lo necesita. Ahora más que nunca hay que recordar que la inversión en sanidad en España sufrió recortes por valor de 9.000 millones de euros entre 2010 y 2013 y que nunca se ha acabado de recuperar el porcentaje de inversión anterior a esa crisis.
El economista Antón Costas reclama un cambio de actitud en las empresas: “En esta crisis, el Estado está transfiriendo a las empresas una cantidad de dinero y de crédito como nunca antes habíamos visto y las empresas tienen que corresponder a esta ayuda tratando mejor a los trabajadores esenciales, porque la pandemia nos está revelando una cosa: los servicios, los trabajos esenciales de estos meses, resulta que están desarrollados por personas que cobran salarios de pobreza”. Está claro que estos trabajadores tienen que salir con una valoración social mayor de su trabajo, pero también con unos sueldos y unas condiciones laborales mejores.
Quizás la parte que más he disfrutado leyendo ha sido cuando Évole cuenta los siete años que es costó entrevistar al Papa. Siete años de tesón, esfuerzo e insistencia. Y mira ahora, quién le hubiera dicho a Jordi que le entrevistaría dos veces en tan poco tiempo…
Con el Papa también habló de la pandemia, a lo que Su Santidad afirma: “Ahora que estamos todos en casa, el planeta está más limpio y la verdad es que hacía mucho tiempo que no lo estaba tanto. ¿Puede ser esta pandemia un ajuste de cuentas de la naturaleza contra el ser humano?
Pero sin ninguna duda, quien nos ha ayudado a tener un confinamiento más llevadero ha sido la cultura. Ha quedado demostrado que el arte nos ayuda a sobrellevar situaciones difíciles. Intenta imaginar pasar la cuarentena sin mirar una película, sin leer un libro, sin escuchar música o sin bailar. Para mí hubiera sido imposible.
Es muy posible que en estos momentos la gente no quiera leer sobre esto, suficiente tenemos ya con los medios de comunicación, todo el santo día hablando del coronavirus. Pero realmente, este libro que ha parido Jordi es una belleza con grandes testimonios, un viaje al corazón de una sociedad herida, pero a la vez esperanzada de que sí, podemos salir mejores de todo esto.
