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La mensajera del bosque de Maite R. Ochotorena. 

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por Lara Vesga

Cris Stoian despierta un día cubierta de unas espantosas cicatrices, en un lugar desconocido, sin recordar nada ni a nadie, ni siquiera a ella misma, y con la única referencia de una nota dejada por su hermano en la que le ruega que no contacte con nadie y que no se mueva de donde está.

Sacudida por unos dolores insoportables, completamente desubicada y sin entender nada, poco a poco va rellenando el hueco enorme en el que se ha convertido su identidad y su existencia. Incapaz de hacer caso a su hermano, saldrá de su refugio en busca de una verdad que tendrá implicaciones no sólo para ella sino también para el resto de la humanidad.

Maite R. Ochotorena (San Sebastián, 1970) deslumbra con una novela profunda que lleva consigo un importante mensaje: el grito desesperado de la naturaleza que alerta a quienes están terminando lenta y dolorosamente con ella: los seres humanos. A través de una serie de atroces crímenes con unas consecuencias nada comunes, Ochotorena despliega explícita y tácitamente las reivindicaciones del movimiento ecologista que en los últimos años vemos cada vez más en diferentes movimientos y en los medios de comunicación. «La mensajera del bosque» destila desde su comienzo hasta su fin un amor a la naturaleza que la autora heredó de su padre, como ya avisa desde la dedicatoria inicial del libro.

Madrid y su jungla de asfalto es la elección de la autora para el escenario de esta novela en la que una mente enferma asesina a sus víctimas suministrándoles una droga que tiene un componente nunca jamás visto hasta entonces, una sustancia bautizada como Origen, liberada junto a la sangre de los asesinados y capaz de generar vida cuando contacta con la tierra.

Varias historias se entrecruzan en «La mensajera del bosque» para explicar el origen de Origen y la necesidad de proteger esta fuente de vida que es, definitivamente, la fuente de vida de todo ser viviente.

La mensajera del bosque, de Maite R. Ochotorena
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