Mujeres del alma mía de Isabel Allende.
por Lara Vesga
Sírvete una copa de vino o abre una cerveza. Ponte algo de picoteo también, para acompañar. Siéntate y abre este libro. No estarás sola, esta lectura es una reunión con amigas, es un pijama party de mujeres. Ya que tenemos que quedarnos en casa, al menos que sea en buena compañía. Mujeres del alma mía ofrece la oportunidad de asistir a un petit comité privilegiado. Es una inmersión profunda en los recuerdos de la escritora más leída en lengua española. En su visión del feminismo, del hecho de ser mujer y lo que ello le ha supuesto en su vida personal y laboral. También su reivindicación del gozo absoluto de la última etapa de la vida.
Isabel Allende (Perú, 1942) se rodea en este libro fantástico de las mujeres de su vida. De algunas que ya no están, como su madre Panchita y su hija Paula, y de las que sí, como sus nietas, amigas y otras mujeres, famosas y anónimas, que han dejado una fuerte impronta en su existencia. “¿Y en qué consiste mi feminismo? No es lo que tenemos entre las piernas, sino entre las dos orejas”, dice la autora, quien ya desde la infancia se rebeló contra el patriarcado y sus leyes explícitas y tácitas, para asombro y disgusto de algunos de sus familiares más allegados, que no entendían a quién había salido esa niña rebelde, libre e in sumisa. Relaciones familiares, mujeres, feminismo, machismo, el amor en la madurez, el movimiento #MeToo, que la autora celebra y apoya, y hasta la situación global provocada por la pandemia. De todos estos temas y algunos más reflexiona la autora de «La casa de los espíritus» . Como en una buena tarde con amigas las risas están garantizadas, también quizá alguna lágrima. Al final la vida no deja de ser eso, pasar de la risa al llanto y viceversa.
En «Mujeres del alma mía» Isabel Allende barre prejuicios, limpia a fondo machismos y hace una llamada de atención para que todas las mujeres colaboren en la misma tarea de saneamiento de un patriarcado que nunca tuvo sentido y menos ahora, en pleno siglo XXI. Empuja a eliminar de una vez por todas este sistema, sobradamente demostrado nocivo, de todas las esferas de la vida.
Consciente del trabajo que queda por hacer para revertir esta situación perpetuada durante tantos siglos, alienta y anima a todas las mujeres para conseguirlo, aunque se niega a ceder el testigo aún en esta lucha, dispuesta a
pelear por la meta de una sociedad feminista hasta el final.