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El padre de Florian Zeller. 

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por Rubén Olivares

«…La vida no es la que uno vivió, sino la que recuerda y cómo la recuerda para contarla…”

Vivir para contarla- Gabriel García Márquez

 

Nos advertía John Milton en su obra, “El paraíso perdido” que “…largo y difícil es el camino que desde el infierno conduce a la luz…”, pero “El padre” viene a revelarnos que el camino opuesto es más largo, espinoso y terrible para aquellos que lo inician y los que le acompañan. El ángel caído de esta fábula cinematográfica es Anthony, un anciano con demencia senil, que está a cargo de su hija Anne; ambos viven en una pesadilla con toques de drama de luz de gas (ese terrible abuso psicológico que se ejerce sobre otro negando la realidad y alterándola para acusar a la víctima de ser una demente), experimentada principalmente por Anthony (Anthony Hopkins) y por su hija Anne (Olivia Colman), que vive el drama de ver con impotencia, como su padre se derrumba ante ella.

Anthony, un hombre de ochenta años con una vívida inteligencia, un humor lleno de ironía, travieso e independiente, rechaza y martiriza a cada cuidadora que su abnegada hija Anne contrata para ayudarle y asistirle en su céntrico piso de Londres. Anne se siente desesperada porque no puede visitarle a diario ni hacerse cargo de su padre, a quien percibe cada día más desconectado de la realidad, lo que la sumerge en un mar de sufrimiento al ver como la otrora activa mente de su padre se diluye día tras día, al tiempo que se aferra a su derecho de vivir su propia vida sin la carga de convertirse en la cuidadora de su padre.

Desde el inicio de la película nos sumergimos en primera persona a la desconexión con la realidad que padece Anthony, fruto de la enfermedad mental (demencia senil) que está arrasando paso a paso con su mente, llevándolo a construir una mente fragmentada y desconectada con la realidad, que se aferra aún a su mundo, rellenando los espacios vacíos de su memoria con recuerdos inconexos que le lleven a construir una realidad paralela llena de saltos temporales que él cree continuos y que, ante los ojos de los que le rodean son señales claras del deterioro mental que sufre

Zeller proviene del mundo del teatro, desde donde adaptó el guion teatral de su obra “El padre” al cine, manteniendo, gracias a un acertado montaje, las transiciones inconexas y de saltos temporales que se dan en el escenario teatral, en el cual lo importante no es tanto el escenario, como las emociones de los actores y el texto teatral que se interpreta. Esta traslación del teatro al cine permite a la película sumergirnos en la mente fragmentada de Anthony, para quien una conversación que tuvo lugar hace semanas se produjo ayer, quien mezcla recuerdos de su hogar con las visitas a una clínica mental e intercambia caras con las distintas personas que interactúa, confundiendo al espectador al ver la cara de una misma actriz (Oliva Colman) en diferentes personajes, lo que nos acerca un poco más al modo en cómo estos enfermos mentales interpretan su realidad. Acostumbrados como estamos a una narrativa lineal, sin excesivos saltos temporales que no estén justificados por el desarrollo de la historia, este emotivo y doloroso viaje sin salida a los infiernos personales de Anthony resulta difícil, tanto por el montaje del mismo como por la empatía que desarrollamos con los personajes, pues las enfermedades mentales afectan tanto a quien las padece como a quienes le rodean. Emociona la interpretación de Hopkins y Colman, que nos llevan al borde de la lágrima al mostrarnos la indefensión e incomprensión de un hombre que debió ser una persona activa, inteligente y elocuente, pero que vive sus últimos años aprisionado en una mente que se derrumba y la impotencia de una hija que busca lo mejor para su padre, pero que, por momentos parece que deseara huir del infierno mental de su padre al que se halla atada. Esta película nos muestra en menos de dos horas lo que otras personas llevan viviendo años, trastocando algo profundo en nuestro corazón. Pero, incluso en los momentos más terribles hay belleza. Y en esta película la hay por todas partes.

The father
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