EL BAZAR DE LA CEBRA CON LUNARES de Raphaëlle Giordano.
por Javier Velasco Martín
‘Sonrío mientras me pregunto por dónde debo empezar para que comprenda que El bazar de la cebra con lunares es cualquier cosa menos una tienda normal y corriente.’
Basile Vega, un señor con un espíritu bastante creativo e innovador y con una vida repleta de altibajos emocionales, decide emprender un negocio en la pequeña localidad donde reside, Mont-Venus. Es por ello por lo surge El bazar de la cebra con lunares, un tipo de tienda conductista con el fin de despertar la curiosidad de las personas y hacerlas reflexionar, provocar reacciones y replantearles en cierta medida su existencia terrenal.
Pero esta es una tienda un tanto peculiar, ya que no vende objetos: vende filosofía. Un tipo de experiencia inmersiva e inspiradora en la que creará una relación especial con todas aquellas personas que decidan entrar y que no dejará indiferente a nadie.
De una manera un tanto curiosa, el destino pone en su camino a Arthur, un adolescente frustrado e incomprendido que no va bien en los estudios y cuya fuente de creatividad es algo que genera bastante controversia en el pueblo: el mundo del grafiti. Con él comienza a entablar una relación muy especial que derivará en una enseñanza de vida bastante bonita y emotiva, así como con la madre de éste, Giulia, una mujer atrapada en una rutina laboral en la que no se siente realizada ni encuentra motivación alguna para seguir.
Bajo este telón de fondo, El bazar de la cebra con lunares comienza a despertar la curiosidad de la mayor parte de los vecinos, ya que se presenta como una tienda totalmente novedosa y arriesgada: latas de conservas atípicas, lámparas oníricas, peculiares relojes que simbolizan el paso del tiempo de una manera totalmente novedosa… algún nunca visto anteriormente.
Pero no en todas las personas consigue despertar el mismo tipo de simpatía, y es aquí donde aparece la figura de Louise Morteuil, una periodista bastante intolerante y crítica con la tienda de Basile, dispuesta a hacer cualquier cosa para que ésta tenga que cerrar y acabar con el éxito que estaba teniendo entre los paisanos.
‘El bazar de la cebra con lunares’ se presenta como una oda a esas personas que están dispuestas a arriesgar, a abrir mentes y a hacer reflexionar al resto en su búsqueda de plenitud, felicidad y paz mental. Una metáfora de lo que ocurre en la vida real, con un elenco de personajes bastante destacados y perfilados que, en su conjunto, hacen de este libro un auténtico aprendizaje.
Su autora, Raphaëlle Giordano, pintora, escritora y coach de creatividad, tras haberse dedicado durante parte de su vida a trabajar como creativa y diseñadora en agencias de comunicación y haber fundado su propia empresa de crecimiento creativo, regresa al panorama literario publicando su cuarta novela ‘El bazar de la cebra con lunares’.
El amplio bagaje, experiencia y formación tanto en el mundo de la comunicación, como en el mundo de la creatividad y el empresarial queda plasmado en su estilo literario, creando así una serie de novelas que bien quedan identificadas por su propio sello y, sobre todo, por el mensaje que transmite, con un profundo foco en la novela inspiracional.
Una de las cosas que más me ha fascinado es la parte final del libro. Una vez acabada la historia, la autora nos ofrece una serie de tips escritos por Basile Vega a modo de refuerzo final. Una serie de consejos para que todas las personas podamos reforzar lo aprendido y extrapolarlo y aplicarlo a la vida real si en algún momento nos sentimos identificados con algunos de los personajes protagonistas.
Sin duda alguna, un bestseller con un mensaje bastante inspirador que te anima a soñar, a confiar verdaderamente en las personas y en su bondad, y a creer en el karma y el universo. Y, sobre todo, ver que por cada acción buena que hagas, tarde o temprano, el universo te lo acabará compensando.
Llegado de la fría Irlanda y aún con la escarcha deshaciéndose entre sus acordes, el clásico tema navideño -hagánme caso: si prestan atención, les sonará- vuelve ahora a ser parte de la banda 6sonora de nuestros momentos frente a la chimenea -ok, me vale que usen una estufa- gracias al saber hacer de una jovencísima artista. Una dulce -en apariencia- muchacha que ha sido calificada como “la voz de una generación” que cuenta con dos álbumes en su currículum -Before We Forgot How to Dream (2014) y TBA (2018)- y que, pese a haber comenzado en esto de contagiarnos su arte a ritmo de indie, folk y dream pop con sólo 16 años, parece tener claro que lo suyo es transmitir con cada nota de sus composiciones una experiencia vital digna de muchos adultos y a la altura de músicos de renombre.
Sirva como ejemplo el propio single que ahora presenta, una canción a voz y guitarra donde los sigilosos susurros de Bridie Monds-Watson -así se llama doña Soak en realidad- se mezclan
con las cuerdas de dicho instrumento para narrar, con delizadeza pero sin aburrir, una letra apropiada para disfrutar en la intimidad, en el recogimiento y en la felicidad propia de esos momentos de relax que a todos nos gustan y que, con unos giros vocales y una sencillez que contrasta con las reverberaciones -justas, pero en su correcta medida- bien traidas a cada estrofa de éxitos como su Everybody loves you, acaba por enganchar a lo largo de unos cuatro minutos y medio dulces y adictivos.
No tendremos tanta nieve ni tanto frío como los paisajes que evocan los versos de Soak en este navideño single, vale, pero cerrar los ojos y viajar a estos lugares será, con este Driving home for Christmas, más fácil que nunca.
Navideño descubrimiento, atemporal talento.