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El mundo es ancho y ajeno de Ciro Alegría. 

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por Rubén Olivares

El mundo es ancho y ajeno

El mundo es ancho y ajeno

“…Sueñan las pulgas con comprarse un perro

y sueñan los nadies con salir de pobres,

que algún mágico día
llueva de pronto la buena suerte,
que llueva a cántaros la buena suerte;
pero la buena suerte no llueve ayer,
ni hoy, ni mañana, ni nunca,
ni en llovizna cae del cielo la buena suerte…”.

Los nadies (fragmento) – Eduardo Galeano

¿En qué momento se jodió el Perú? Reflexiona Santiago Zavala al inicio de “Conversaciones en la Catedral”, de Mario Vargas Llosa. Lo que hace a esta pregunta tan especial es que no tiene una respuesta clara o quizás sí: Perú, como casi todos los países de Iberoamérica, se jodió en el momento en que nació. El origen de Perú y el resto de naciones iberoamericanas nació de un hecho violento y asimétrico, marcado por la conquista del reino de Castilla, lo que creó una herida abierta en este país y en el resto de países, abriendo un cisma de enemistad y dominación entre los descendientes de los conquistadores que dieron forma a las elites del país y sus pobladores originarios, los indígenas, que quedaron relegados a ciudadanos de segunda, aptos para ser explotados y dominados. Ni siquiera la independencia de España logró librar al Perú de sus males, que siguieron perpetuándose a través del dominio de unas elites extractivas que sangraban al pueblo, representado por la figura del indígena como su máxima expresión de dominación.

“El mundo es ancho y ajeno” es la historia novelada de un país como Perú, a través de la cual se nos muestra la trayectoria que ha recorrido desde su fundación, narrada mediante la vida de un pueblo indígena que es víctima de la injustica, la explotación y dominación a la que le someten las elites del país y contra la que es imposible escapar, por ancho que sea el mundo que se les presenta, pues llevan con ellos la marca del vulnerable y huyan donde huyan, acaban repitiendo su historia de dominación. Esta novela es una crónica del indígena y su mundo, sus costumbres, las relaciones que mantiene con el entorno, la discriminación y explotación que sufre de manos de quienes les arrebatan sus tierras, una vindicación de sus derechos como pueblo. Ciro Alegría fundó a través de sus novelas el ideal de la novela indigenista peruana que sentó el camino por el que transitarían más tarde otros grandes autores peruanos como José María Arguedas, Mario Vargas Llosa o Miguel Gutiérrez. Sin embargo, “El mundo es ancho y ajeno” se aleja de la idea de felicidad bucólica del indigenismo. Tampoco es una historia que ensalce el valor y las grandes hazañas de los pueblos indígenas de Perú ni los momentos gloriosos de grandes líderes que dieran un vuelco a la historia del país, aunque podemos ver retazos de todos estos elementos en esta historia.

La novela nos narra la historia de la comunidad de Rumi – ubicada en un lugar indeterminado de la sierra de Cajabamba (Cajamarca) – dirigida por su alcalde Rosendo Maqui, la cual se ve obligada a luchar contra la ambición de un terrateniente local, Álvaro Amenábar, que ansía dominar la comarca y a los indígenas que en ella viven para emplearlos como forzados esclavos encadenados a su dominio por las deudas que acabarán contrayendo aquellos que acceden a trabajar bajo las ordenes de los terratenientes. Ya sea mediante argucias legales o mediante el poder de la violencia, Amenábar ansia apoderarse de las tierras de Rumi y de la voluntad de sus habitantes, en una historia de lucha y resistencia que se alargará desde principios de la primera década hasta finales de la segunda década del s. XX. Esta historia nos revela con crudeza la desigualdad y discriminación presentes en la sociedad peruana, en la que el indio es considerado como un recurso económico más, mano de obra que debe ser explotada y aprovechada por los intereses de los terratenientes. Desde el inicio de la misma se nos anticipa la desgracia que se cernirá sobre los habitantes de Rumi, cuando uno de los protagonista se cruza con una culebra a la que es incapaz de dar muerte, anunciando con ello las desgracias que se cernirán sobre la comunidad. En un mundo de paz, de naturaleza fértil dominada por el arduo trabajo de la comunidad, la presencia de este animal anuncia la llegada de un nuevo ser que traerá desgracias a la misma encarnada en la figura del ambicioso Álvaro Amenábar.

Esta novela deja un mensaje desgarrador pero no por ello menos certero, de denuncia del abuso, de la brutalidad y la imposición caprichosa de la voluntad de los latifundistas con hondas conexiones con las elites políticas y militares que se arrogan el derecho, como un señor feudal, de decir sobre el destino de las comunidades indígenas, epítomes del capitalismo y la modernidad, frente al amor a la tierra y el valor de los campesinos que regarán con sangre la tierra que les vio nacer por defender su estilo de vida, alegorías de lo comunitario y tradicional.

Aunque ha pasado casi un siglo de los hechos que Ciro Alegría narra en su novela y pese a que esta está ambientada en un país tan alejado del nuestro como Perú, su mensaje y los hechos que denuncia – la explotación y discriminación de las comunidades más desfavorecidas, la connivencia de los poderes políticos y militares con la voluntad de las elites económicas, la explotación de la tierra en busca de beneficios inmediatos y la resistencia de los explotados a permitir esta situación, aunque ello conlleve su aniquilación -, son temas que transcienden la realidad de Perú. El prototipo de explotador y dominador encarnado por Álvaro Amenábar ha desaparecido para dar lugar a otros modelos de dominación y perpetuación de las desigualdades, no sólo en las comunidades agrarias sino en todos los ámbitos sociales. Cambiemos la comunidad de Rumi por la de los inmigrantes que trabajan en el campo español, los que huyen a los EE.UU o a Europa en búsqueda de nuevas oportunidades de vida o de los más desfavorecidos que malviven en la periferia de las ciudades al albur de las decisiones políticas locales. El mensaje de la misma, sigue estando vigente: evitar que estas historias se repitan y dejen de supurar como heridas que no logran cicatrizar. Si esta novela consiguió en su momento importantes premios, entre otros en EE.UU., y acabó siendo traducida a diversos idiomas como el inglés, francés, italiano, alemán o el ruso y reeditada en más de 80 ediciones es porque marcó un antes y un después en la literatura peruana, convirtiéndola en un ejemplo de la literatura social y su poder para denunciar las desigualdades sociales.

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