La casa de los niños de Mario Escobar.
por Lara Vesga
Por casualidad, he terminado este libro y escribo su reseña en el Día Internacional de la Conmemoración del Holocausto, que se celebra cada 27 de enero en homenaje a la liberación por las tropas soviéticas del campo de concentración y exterminio nazi de Auschwitz-Birkenau. «La casa de los niños» es otro relato más, y nunca serán suficientes, de la barbarie producida durante la Segunda Guerra Mundial por la Alemania nazi. En este caso,
la novela se centra sobre el papel que ejercieron una serie de héroes anónimos de la Holanda ocupada por los alemanes con el fin de liberar al máximo número
de niños judíos.
Johan van Hulst, de oficio profesor, Henriëtte Pimentel, directora de una guardería, y Walter Süskind, judío alemán obligado a redactar las listas de los deportados, son los representantes de una extensa red de colaboradores contrarios a los nazis y diseñaron un plan de evacuación que logró salvar a más de seiscientos niños, poniendo una nota de esperanza en medio de la crueldad más absoluta.
Mario Escobar (Madrid, 1971) saca a la luz una historia basada en hechos y personas reales que homenajea a los Oskar Schindler holandeses que se negaron a mirar para otro lado ante lo que estaba ocurriendo con los judíos de su país. «La casa de los niños» es una novela coral narrada desde el punto de vista de Johan, Henriëtte y Walter, pero también de otros personajes basados en historias reales de judíos, como los Montera, una familia sefardí que trata de escapar a toda costa de su trágico destino.
Se calcula que el 75% de la población judía neerlandesa fue asesinada durante la Segunda Guerra Mundial, el porcentaje más alto en un país ocupado, solo superado por Polonia. Sacar a la palestra narraciones como estas es más necesario que nunca y aunque hay quien dice que hay un exceso de literatura del Holocausto y de la Segunda Guerra Mundial no puedo estar más de acuerdo con el autor cuando opina que el olvido es mucho más peligroso que el exceso de memoria.