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Nos cruzamos en el camino de Bicho Raro. 

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por Sandro Maciá

“Caminos cruzados”, primer disco de Bicho Raro. 

Hemos imaginado, hemos aprendido a caer y a levantarnos y hemos comprendido que pocos detalles sobran si lo que uno tiene que ofrecer es digno de ser apreciado a golpe de hit. Así, casi sin darnos cuenta y con tres profesores de lujo. Tres artistas que dejan con la boca abierta al más profano en temas musicales. Tres artífices de la resurrección de un pop-rock que rozaba la extinción a largo plazo. Tres valientes que, aun respondiendo individualmente a los nombres de Óscar Ballester, Pepe M. de los Santos y Larry, unen fuerzas bajo el pseudónimo que da nombre al grupazo que tantas alegrías les -y nos- ha estado dando: Bicho Raro, una banda que salta a los escenarios del país para presentar su primer álbum de larga duración y que lleva por bandera una contundencia vocal, textual y rítmica libre de complejos y cánones.

Ya conquistado por sus tres primeros singles, “Imaginemos”, “Caer y levantar” y “Con pocos detalles” -entiéndase ahora el abrupto comienzo de mi presentación-, muy raro habría sido que estos “bichos” no hubieran terminado de robarme el corazón y los tímpanos con el setlist de ocho temas que vertebra su “Caminos Cruzados”, su carta de presentación ya más que rotunda y formal, su colofón -momentáneo, que esperemos que esto sea sólo el principio- al trabajo duro por y para demostrar su amor por la música a través sus temas.

Y así ha sido. Imposible mirar hacia otro lado. No hay forma de huir de los momentazos que nos brinda el disco, desde la inaugural Jekyll y Mr. Hide -un pistoletazo de salida de fugaz melodía e imparable energía- hasta la concluyente y ya conocida Con pocos detalles -intensidad sonora, envoltorio perfecto, como comentamos en su día, de unos versos auténticos-, sin olvidarnos de la potencia inicial de Recuerdo crónico -cuya melodía no hace más que crecer y crecer hasta llegar al cúlmen en sus estribillos-, de las verdades como puños que relata Imaginemos -”te compondría un hit, pero me falta argumento”-, de la rabiosamente poética apuesta que es en sí Caer y levantar -¿quién dijo “derrota” si olvidamos el miedo a perder? Oda al positivismo contrario a la rendición-, de la sinceridad de Tu paso fugaz -si cabe alguna duda de que la inspiración de Bicho Raro nace de los problemas diarios y de las vivencias propias de nuestra época, aquí se disipa al ritmo de honestas palabras (“creeme, soy mejor que ayer / entiende el porqué de esta coraza”) y buena distorsión a las cuerdas-, de la conjunción estelar que se produce en Sálvate a ti mismo -con Rebeca Jiménez, rockstar patria de melancólico timbre y fuerte actitud, como la propia canción- y de la frenética oda a las ganas de vivir el momento, de salir de la espiral de la autodestrucción para saborear el aquí y el ahora, sin límites.

Fidelidad estilística sin caer en la repetición. Rock con tintes pop y enérgica sencillez textual que conecta a la primera escucha. No a pocas conclusiones llegará aquel que quiera disfrutar de este disco, de este canto a la música hecho con talento, sí, pero también con ganas de luchar por no caer en la indiferencia. Y si a eso le sumamos la producción de Raúl de Lara (Second, Varry Brava…), el apoyo vocal de Maryan Frutos (Kuve) o las baterías de Sergio Bernal (M-Clan, Burning…), juzguen ustedes mismos…

 

 

Nos cruzamos en el camino de Bicho Raro “Caminos cruzados”, primer disco de Bicho Raro
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