Poemas. Obra lírica completa de Pascual Antonio Beño
por Rubén J. Olivares
Si Beño hubiera nacido en Francia seguramente habría sido encuadrado como un epígono tardío de los poetas malditos y hoy sería reconocido como una figura relevante dentro de las letras galas. Exaltaríamos su figura como poeta maldito, un seguidor de la estela de Baudelaire, Verlaine o Rimbaud, alabaríamos la belleza y el esmero de sus versos, la sencillez de sus palabras y la cercanía de sus expresiones, la búsqueda constante de hablar como el pueblo, a los que siempre se sintió ligado. Beño compartió, no obstante, el mismo destino que sus admirados poetas malditos: fue ignorado en vida, y su obra fue despreciada, desdeñada y reducida a moverse en un estrecho círculo de fieles admiradores y lectores, para ser reconocido y admirado por las generaciones posteriores, mucho más sensibles y abiertas a la poesía de Beño. No sé si acabará siendo reconocido como un poeta clásico, elevado hasta los altares de la poesía española del s.XX como Machado, pero bien merece empezar a ser reconocido como un destacado poeta.
Beño fue un poeta integral, un poeta que nació para serlo y que no dejó de ser nunca poeta. Pese a ello, rehuyó la poesía selecta, la poesía enfocada a satisfacer a una minoría, poesía escrita en un lenguaje críptico que sólo unos pocos elegidos saben descifrar. Su poesía se dirige al pueblo, a los pueblos por los que transitó, al hombre sencillo y común que habitaba sus calles, a quien ensalza a través de sus versos y a quien habla de la belleza y la estética, pero también de la solidaridad y la empatía de sus gentes. Su poesía está repleta de musicalidad, de una cadencia que recoge las voces de los campesinos y gentes sencillas de los pueblos. Cada poema se alza como un himno, un canto a viva voz, repleto de vida, pasión, pero también de tristeza y de angustia ante el porvenir. Está repleta de emociones, de sentimientos que anidan en el corazón, que conmueven el alma por su honda humanidad. Y pese a ello Beño, como Machado o Hernández, cuida laboriosamente cada verso, cada palabra, ladrillos con los que construye poemas cargados de emotividad, de mensajes que nos conmueven y nos incitan a reflexionar. Cada poema es un canto estudiado, una declaración un grito de aquello que le preocupa, le tortura o lo hiere. Lo que le emociona, lo que desea, añora o considera trascendente acaba encontrado su camino a través de sus versos. Sus poemas son breves ensayos, manifiestos que deja al lector para su estudio, dispuestos a ser analizados y discutidos, a dejarse interiorizar por el lector, a ser parte del mismo.
Beño confía en la poesía como un arma cargada de emotividad, un canto a la bondad del ser humano, que alaba la sencillez de las gentes humildes, canta al amor y al hedonismo y ensalza el compañerismo entre amigos. Leer a Beño es descubrir a una potente voz que se alza frente a otros poetas y que reclama tener un reconocimiento propio. Esta edición, a cargo de su amigo y alumno Pedro Menchén, que reúne bajo el título Poemas, obra lírica completa de Pascual Antonio Beño su obra poética, nos permite adentrarnos en la particular geografía de Beño, conectándonos con la cosmovisión del poeta y su particular interpretación de los sentimientos que atenazan el corazón del ser humano desde tiempos inmemoriales. Estamos ante una oportunidad única para disfrutar del retrato más ajustado y detallado de la obra de un gran poeta. Déjense atrapar por su mundo a caballo entre lo onírico y lo real. Leer a Beño es sumergirse en todo lo que el ser humano representa, el drama, la comedia y la epopeya que debemos soportar a lo largo de nuestra existencia. Y leer a Beño en esta cuidada edición es una oportunidad que los amantes de la poesía no deberíamos dejar escapar.