Amores que matan de Elia Barceló
por Javier Velasco Martín
‘Yo quería saber la historia de mi familia, pensando que éramos una familia normal. Pensaba que las cosas que no sabía era porque no me las habían contado por pura desidia, no porque fueran secretos que ocultar’
La vida en Santa Rita transcurre pacífica y tranquilamente después de una agitada primavera y de todo lo que ocurrió con Moncho Riquelme y su intento de quedarse con la residencia. Algunos estudiantes están fuera por vacaciones de verano; Lola se está adaptando a su vida en Santa Rita; Candy se va recuperando poco a poco de su enfermedad; Greta está más a gusto que nunca y Sofía vive la vejez serena y apacible que siempre soñó. Pero la calma no tiene intención de quedarse mucho tiempo.
Mientras se está construyendo una sala para que Nieves pueda impartir sus clases de yoga en uno de los pabellones que se encuentran sin usar en Santa Rita, se descubre un paquete con 7 lienzos de carácter expresionista y, junto a ellos, una cajita en la que se halla el cráneo de un bebé recién nacido.
Para poder peritar esas láminas, se ponen en contacto con el suizo Marco Heyni, considerado máximo experto mundial en la escuela ‘Der Blaue Reiter’ (‘El jinete azul’), a la que pertenecían los artistas cuya firma aparece en esas láminas. Marco pone rumbo a Benalfaro junto a su amante, Chantal Fischer, dejando en su casa a su esposa, Monique, con una absoluta declaración de intenciones: quiere romper con ella y comenzar una nueva vida junto a Chantal que, además de todo, está embarazada.
Todo da un giro radical cuando, días después de comenzar el peritaje de los cuadros, Marco aparece muerto en la habitación del hotel en el que se está quedando con Chantal, dejando a su paso una serie de dudas, incertidumbre y desconcierto sobre quién ha podido acabar con él y el motivo que haya tenido para hacerlo.
Es entonces cuando comienza una doble búsqueda de respuestas: quién y por qué asesinó a Marco y a quién pertenece el cráneo escondido. Búsqueda que nos llevará a un viaje apasionante, cautivador y doloroso tanto por el mundo del arte y sus intríngulis, así como por el pasado de Sofía, un pasado que nos ayudará a comprender un poco más a la Sofía de ahora.
En esta entrega nos encontramos con una Greta inmersa en una búsqueda fehaciente de sus más puros orígenes: de dónde viene, quienes eran sus abuelos, a qué se dedicaban, y qué se esconde tras los muros de Santa Rita. Este libro nos ha permitido profundizar un poco más en Santa Rita y todo lo que la envuelve; nos ha permitido contextualizar un poco más la agitada y no tan fácil vida que ha tenido Sofía desde pequeña, y su apasionante historia y relación con el mundo del arte.
Un homenaje a todas las mujeres que se dedicaron al arte y que hicieron muchísimo por este mundo y, más allá de darle su merecido reconocimiento, fueron silenciadas y apartadas por el simple hecho de ser mujeres.
Muy necesaria a su vez la crítica social al edadismo imperante en la sociedad de hoy día: una sociedad donde predomina la importancia de la juventud, de la imagen y de lo superficial, de querer todo al instante. Una sociedad que parece no tener hueco para las personas mayores y todo lo que éstas nos aportan, donde impera el rechazo a la edad, a cumplir años y a hacerte mayor.
Especialmente sublime me ha parecido el capítulo introductorio en el que, de una manera dulcemente colosal, nos describe el verano en el Mediterráneo: sensaciones, emociones, olores y vivencias, todas relacionadas con el verano en general y, especialmente, en Santa Rita. Es totalmente imposible que, al leerlo, no se te remueva nada por dentro. ¡Cuánta magia en esas palabras! Al igual que ocurre con la portada, toda una maravilla para la vista.
Elia nos trae esta segunda entrega sobre la saga ‘Santa Rita’ que transcurre durante el verano, tras publicar el año pasado ‘Muerte en Santa Rita’ que se desarrolló durante la primavera, y a esperas de que vuelva a deleitarnos con la tercera entrega que acontecerá en otoño. La saga acabará con un cuarto y último libro ambientado en el invierno.
Me ha encantado volver a subirme al tren dirección Santa Rita y dejarme llevar por la magia de las palabras de Elia: toda una montaña rusa de sensaciones y emociones que te harán desear tener una habitación propia en Santa Rita.
Ni que decir tiene que ya tengo el billete para el próximo tren que salga: dirección otoño en Santa Rita.
‘El auténtico verano, sin embargo, en Santa Rita, empieza temprano, antes de que salga el sol, cuando el mar apenas se distingue del cielo y una bruma ligera difumina los contornos de las sierras en la distancia’