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Aparadoras. Las mujeres que fabrican tus zapatos de Beatriz Lara Pascual y Gloria Molero Galvañ. 

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por Vanessa Díez Tarí

Aparadoras: Las mujeres que fabrican tus zapatos de  Beatriz Lara Pascual y Gloria Molero Galvañ

Aparadoras: Las mujeres que fabrican tus zapatos de Beatriz Lara Pascual y Gloria Molero Galvañ

Mi destino. Mi padre había trazado el camino por el que transitar de forma sumisa. Las mujeres no estudiaban, pues después con los hijos no ejercían. La hija mayor no siguió el mandato paterno. Muchas de mis tías han sido aparadoras. Mi respeto a su sacrificio. Cuidando de las bocas que alimentar con el pie en la máquina. Sangre, sudor y lágrimas. Ahora las sitúan como mera ayuda al marido para sacar adelante la casa, como si las eternas horas de faena no tuvieran derechos laborales. Así que al ver aquello fui hacia otro lado, aunque fuese la hostelería.

Aparar. Cortar. Doblar. Jornal. Refinar. Rebajar. Cemen. Destajo. Palabras que los que fuimos niños en Elche respiramos desde siempre. «Aparadoras. Las mujeres que fabrican tus zapatos» de Beatriz Lara Pascual y Gloria Molero Galvañ nos explican en el glosario, tampoco el subtítulo nos sería necesario. Estamos tan familiarizados con el calzado que aún sin trabajar en ello hemos escuchado las historias. Todos hemos tenido alguien en la familia que se dedicase al calzado. Pero muchas personas que llegan de fuera deben adaptarse a este mundo y necesitan migas de pan que seguir. La primera vez que fui consciente fue en el instituto cuando la profesora de valenciano nos habló de sus primeros años en Elche y lo extraño que fue para ella el mundo del aparado y su adaptación.

«Aparadoras. Las mujeres que fabrican tus zapatos» de Beatriz Lara Pascual y Gloria Molero Galvañ nos abre la puerta a historias reales de mujeres que tras la lucha de toda una vida se ven cerca de la edad de jubilación sin nada. El zapato siempre ha sido una economía sumergida. Quedó destapado de forma escandalosa en 2004 cuando todo se fue a talleres chinos clandestinos y la ira estalló con quema de contenedores incluida. Muchos trabajadores habían encontrado los talleres cerrados y al ir al sepe habían descubierto que nunca fueron dados de alta. La clase política siempre ha mirado hacia otro lado, pues esto no es reciente. Antes de eso existió una época de burbuja económica con sobres llenos el viernes y negocios que vivían bien alrededor de los trabajadores del calzado que vivían como cigarras. Por ello no entiendo que todavía estemos así a estas alturas. Sin reconocer los años trabajados, ni las enfermedades contraídas por haber sufrido el calzado en sus carnes. Elche cada vez más es una ciudad turística, pero es un espejismo, en cuanto llega agosto podemos ver que al terminar las fiestas la ciudad queda casi vacía, respetando los tiempos de cuando era una ciudad del calzado. Pero los cadáveres que cayeron sacrificados no han sido honrados. Cecilia, Joaquina, Susi, Isabel, Marisol, Paqui, Vicky, Chelo, Luz, Gumer, Tere, Isabel, Mayte, Antonia, Cristina, Soledad, Míriam, Aurora,… honra y honor.

Muchos podemos considerarnos esclavos en nuestros trabajos alimenticios precarios donde exceden las horas y no se reflejan las horas extras, pero al menos nos habrán dado de alta. En muchas ocasiones incluso a media jornada. La hostelería de la provincia de Alicante daría para otra buena historia. Aquí estas mujeres no fueron dadas de alta y trabajaron hasta la extenuación. Cuando existe desde los ochenta un contrato domiciliario. Ahora no se encuentran responsables.

«Aparadoras. Las mujeres que fabrican tus zapatos» de Beatriz Lara Pascual y Gloria Molero Galvañ nos ofrecen historias de vida de mujeres trabajadoras sin derechos. El prólogo es de la periodista Noemí López Trujillo.

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