El club de los quince de Masahiro Mita
por Rubén J. Olivares
La adolescencia es una época de desilusión llena de idealismos, en la cual se pone en cuestión, a menudo, las normas que sustentan la sociedad y la familia. Todos hemos experimentando ese sentimiento de incomprensión hacia la familia y la sociedad respecto a los valores, deseos y sentimientos que se experimentan en esta etapa. Todo se cuestiona y se magnifica, se desea pasar más tiempo con los amigos y aparecen actitudes de rebeldía hacia la familia, en un deseo de reafirmarnos como personas independientes y autónomas.
El club de los quince es una historia en la que sus protagonistas se hallan inmersos en esa turbulenta etapa vital en la que abandonan su infancia e inician el tránsito hacia la madurez. A lo largo de sus páginas nos adentramos en la vida de Kitazawa Ryoichi, un joven estudiante que cursa el tercer año de secundaria en un pequeño pueblo japonés. Él es el mayor de dos hermanos, pese a que su hermano menor ha empezado a madurar antes que él. Su padre dirige una pequeña empresa y su madre enseña piano en su casa a alumnos que destacan más que él como pianista. Su hermano Kosuke es la esperanza de la familia, un destacado estudiante que, además de asistir a una prestigiosa escuela privada – algo común en Japón pero a las que sólo los mejores estudiantes pueden acceder –, destaca como deportista y se muestra lleno de confianza, con un claro plan de vida que piensa ejecutar con precisión. Kosuke es la antítesis de Ryoichi, quien trata de decidir qué rumbo debe tomar su vida. Sus habilidades con el piano no están a la altura de lo que se espera de un músico profesional y sus habilidades académicas tampoco le permitirán acceder a alguno de los institutos privados que dan acceso a las mejores universidades del país, lo que le aseguraría un futuro prometedor. En su tercer año de secundaria Ryoichi está experimentado la turbulenta tormenta de emociones que la adolescencia acarrea. Es un chico callado, reservado, introvertido, al que le gusta permanecer en un segundo plano, evitando intimar con cualquier otro compañero, especialmente si son chicas. Pese a todo, Ryoichi está decidido a convertirse en músico profesional, pero su falta de talento le ha obligado a buscar apoyo fuera de su entorno familiar, lejos de su opresiva madre y su ausente padre. Dominado por un sentimiento de abandono y sin objetivos reales por los que guiarse en su vida, lleva un tiempo meditando la idea del suicidio como una salida adecuada a su incertidumbre vital, por lo que hace semanas que sus lecturas se concentran en torno a obras de otros chicos que se suicidaron y a espacios en los que otros jóvenes pusieron fin a sus vidas.
Pero todo esto cambia cuando la estrella juvenil de béisbol de colegio se fija en él, Hanegi Testuya, quien le pide que le grabe en su próximo partido sin revelarle cuál es su verdadero objetivo. Incapaz de negarse a ello, accede a su petición, iniciándose una relación de amistad entre ambos, tras conocer que lo que Testuya persigue es mostrar a su amiga, Uehara Naomi, sus habilidades deportivas, una joven que padece cáncer y está hospitalizada tratando de superar su enfermedad. Entre ellos se establecerá un trío inicialmente amistoso por el que los dos jóvenes acuden a visitar regularmente a Naomi para brindarle compañía, hasta que ésta, por boca de Tetsuya, confiesa a Ryoichi su amor, dándole nuevos motivos para vivir, tras las conversaciones que mantiene con Naomi, quien cuestiona que una persona sana y joven tenga deseos de poner fin a su vida, cuando ella, enferma y postrada en cama tras perder una pierna a causa de su cáncer, arde en deseos de vivir una vida plena como adolescente.
El club de los quince es una novela en la que se nos invita a aceptar la vida tal y como es y a buscar nuestra propia motivación para cumplir los objetivos que nos plateemos, dentro de un mundo que parece no tener sentido. Aunque Ryoichi, el protagonista de la misma, vive obsesionado con el suicidio y sigue los pasos de alguien que desea suicidarse, esto no es más que una excusa, como todo en su vida, para huir de aquello que le oprime. Masahiro Mita construye con maestría el sentimiento de desorientación y desasosiego que todos hemos experimentado alguna vez, logrando, a través de los personajes que rodean al protagonista, que sintamos el desconcierto y el vacío existencial de Ryoichi, ofreciéndonos una visión opuesta a través de alguien que, pese a su enfermedad y la cercanía de la muerte desea vivir y disfrutar de su juventud. Una preciosa novela corta que nos invita a revivir la adolescencia, con sus dulces momentos y sus crudas realidades, invitándonos a valorar la vida. Al igual que su protagonista, en la vida debemos tomar decisiones difíciles que marcarán el rumbo de nuestra vida, pero quizás lo más importante de todo es saber porque tomamos esas decisiones y para quién.
Una historia conmovedora e intensamente emocional que nos hará empatizar con sus protagonistas y nos devolverá las ganas de vivir la vida con más intensidad.