El libro de las figuras jeroglíficas de Nicolás Flamel
por Ana Olivares
Nosce te ipsum – Conócete a ti mismo.
Os presentamos uno de los libros de alquimia más leídos y reeditados de todos los tiempos. Dicho libro toma a su vez su origen de otro libro, El Libro de Abraham el Judío. Se supone, que en una peregrinación a Santiago de Compostela se inició todo, pero no deja de ser un viaje cabalístico, como el inicio o Principio del camino de todo alquimista que se precie. Y es que aquí todo es simbólico, ya que en realidad hablamos de una alegoría en la que Nicolás Flamel da nombre a estos conocimientos reunidos en un solo tomo que se hicieron famosos y contribuyeron a engrandecer aún más la leyenda de este personaje que seguramente ni existiría en realidad.
Así nos lo cuenta Funcanelli, quien analizó toda la obra de este filósofo victorioso o un alquimista que “conocía la materia y la volvía blanca”. Según las crónicas de la época nació alrededor de 1330 y murió en 1417, pese a que no hay datos de que existiese alguien tan longevo. Existiese o fuera un pseudónimo o simplemente un nombre que pasaría a la posteridad; lo cierto es que, gracias a esta obra, muchos pudieron descubrir alguno de los secretos de la alquimia, que esta ciencia se pusiera de moda y en el foco de los estudios más rigurosos del momento; y que además constituyese una especie de guía iniciática para las mentes más curiosas y audaces que osaron desentrañar los misterios de la alquimia.
Si tras siglos de estudio los eruditos o historiadores del momento fueran capaces de determinar la controversia entre realidad y ficción que envuelve este importante personaje, nosotros menos. Sin embargo, lo importante de esta obra es destacar el impacto histórico que supuso en la rama de la alquimia y sobre todo el alcance que supuso para una sociedad que quería desentrañar los secretos de la Naturaleza en todas sus formas. Mezclaremos esoterismo con ciencia, pese a ser considerada una ciencia oculta a día de hoy, en su momento constituyó la práctica de los filósofos o estudiosos más elevados. Así que ya sea por mero afán de divulgación o porque realmente te atrae el mundo de lo desconocido, no deja de ser una obra imprescindible que marcaría una época y que todo amante del ocultismo debería atesorar en su biblioteca personal.
A destacar los textos originales en latín al lado de su traducción en castellano, atestiguando la veracidad de lo que se recogen en ellos. A grandes rasgos lo que encontramos es la explicación oculta de muchas figuras relacionadas con la cristiandad que encierran mensajes ocultos de suma importancia, sólo para aquellos iluminados o que sepan mirar con ojos adecuados dichas imágenes repletas de simbolismo; y con ello poder desentrañar las claves de su conocimiento.
Y es que el camino de la luz o del conocimiento siempre estará plagado de penumbras; por lo que tan solo a través del autoconocimiento se podrá alcanzar la llave de este tesoro que no es otro que ejercitar el cerebro y llenar el espíritu de gracia. Una lectura mística y de lo mas interesante de la que se ha especulado tanto acerca de su autoría que tan solo por eso deberíamos asomarnos entre sus páginas.