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El prisionero del César de Massimiliano Colombo

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por Lara Vesga

El prisionero del César de Massimiliano Colombo

El prisionero del César de Massimiliano Colombo

Esta es la historia de una amistad contra todo pronóstico. Porque, aunque ya se habían conocido antes, Publio Sextio Báculo y Vercingétorix tienen la ocasión de intimar en una de las peores circunstancias: Báculo es un centurión romano retirado por sus heridas de guerra y reciclado como carcelero, y Vercingétorix, el legendario rey de los galos que fue capaz de plantar cara al Imperio Romano de Julio César, es su prisionero.

Evidentemente los inicios de la relación de estos dos personajes no son demasiado bonitos. Báculo odia al galo enemigo de Roma que cree culpable en última instancia de la Guerra de las Galias y de su incapacidad sobrevenida a causa de las batallas que tuvo que librar y de las que salió vivo de milagro. Su amistad comienza a tortas, cuando Báculo obliga a Vercingétorix a penetrar en el Pozo Tuliano de la Cárcel Mamertina, una prisión de máxima seguridad solo apta para los más acérrimos enemigos de Roma que consistía en una cárcel subterránea a la que solo podía accederse a través de un agujero circular abierto en el techo del lugar. Muchos son los testimonios que relatan el terror que producía aquel lugar, al que por ejemplo el historiador romano Salustio describió como «repugnante y espantoso por su estado de abandono, oscuridad y pestilencia».

Pues bien, justo en este terrible lugar es donde nace y crece durante seis años de cautiverio la amistad de Báculo y, tal y como le empezó a llamar este, Rix. El excenturión no se quita de la cabeza ni durante el día ni en sueños, o más bien pesadillas, la cárcel y al enemigo que la habita. Mientras, el galo, enfurecido durante los primeros meses, va languideciendo paulatinamente hasta querer dejarse morir, algo que Báculo evita a toda costa, ya que tiene órdenes directas de Julio César de mantener al prisionero con vida hasta el día en que se desfile celebrando la victoria de la Guerra de las Galias, donde Rix, su prisionero y amigo, deberá ser inevitablemente ejecutado.

Massimiliano Colombo (Bérgamo, Italia, 1966) comenzó a alumbrar El prisionero del César durante la visita a la Cárcel Mamertina, escenario protagonista de la novela y hoy en día un turístico lugar que puede visitarse tras su última restauración de 2016. Con una brillante ambientación militar que nos transporta a la Guerra de las Galias a través de los recuerdos del excenturión y del gran enemigo de Roma, sin embargo, la fuerza y lo que hace del relato algo especial y único radica en la extraña y profunda amistad entre dos antagonistas, carcelero y prisionero, cuyos diálogos valen oro y que a pesar de todo y de todos se respetan y se admiran.