El tiempo de las moscas de Claudia Piñeiro
por Javier Velasco Martín
‘Porque más allá de su apellido actual o del anterior, de que su madre la haya repudiado, de que Ernesto la haya humillado, de que su hija la haya ignorado: ¿Quién es Inés Experey? ¿Hay todavía dentro suyo algo de la que fue, de su esencia original en el tiempo anterior a sentirse despreciada, cornuda, malquerida, o cogida? Ella y su decisión.’
Inés sale de la cárcel después de 15 años cumpliendo condena por haber matado a la amante de su ex marido, Charo, dispuesta a convertirse en una mujer totalmente renovada para lo que, entre otras cosas, se cambia hasta el apellido.
Tras convertirse en dueña de su propia empresa de fumigación, la vida de Inés tras salir de la cárcel gira en torno a la Manca, su amiga expresidiaria que ahora se ha reinventado también y se ha convertido en detective privado y que, sin lugar a duda, haría todo lo que sea por acompañar a Inés hasta el fin del mundo si hiciera falta.
Pero durante esos quince años en los que Inés ha estado encarcelada, la sociedad ha avanzado muchísimo en términos de feminismo, lenguaje inclusivo, políticas a favor del matrimonio igualitario, aborto… lo que supone para ambas un nuevo cambio al cual tendrán que adaptarse.
Un día, Inés recibe un encargo de trabajo bastante inusual y disparatado por parte de una de sus clientas, la señora Susana Bonar, una famosa productora de televisión que quiere llevar a cabo una acción con la que, en cierta medida, Inés podría empatizar demasiado: acabar con la amante de su marido. Gracias a los servicios de la manca como detective privado y la colaboración de Inés, ambas se sumergen en una investigación para desentrañar el mundo de la señora Bonar, lo que la rodea, y el motivo que le lleva a pedir a Inés ese encargo.
A pesar de tener la oportunidad de ganar un dinero rápido y fácil con el encargo, todo lo descubierto las llevará ante la disyuntiva de actuar haciendo caso a la razón o al corazón.
Y es que, a medida que avanzan, se dan cuenta de que hay incluso asuntos familiares de por medio: descubren que la señora Bonar tiene una relación súper estrecha con Laura, la hija de Inés con la que no se habla desde hace varios años. Tras esto, descubrirán algo muy turbio que provocará un giro en los acontecimientos y que llevará tanto a Inés como a la Manca a actuar con rapidez e inmediatez. Un desenlace de acontecimientos que, sin duda alguna, me dejó sin aliento.
En esta novela el lector se encontrará con 3 tipologías de capítulos: por un lado tenemos aquellos donde se desarrolla toda la trama de Inés y la Manca; por otro nos encontramos con una especie de monólogo interior de Inés donde, entre otros, nos expone un discurso sobre las moscas y su obsesión por ellas y, por el otro lado, a modo de voces de coro femenino, un canto a la diversidad en los que se pretende reflejar una clara reflexión sobre feminismo, lenguaje inclusivo y cuestiones que pueden generar cierta polémica dentro del movimiento.
Una de las cosas que más curiosas me han resultado es precisamente el choque inicial que puede suponer para una persona todos estos avances sociales y la actitud que muestra Inés, ya que es una mujer totalmente nueva. Poco a poco, las amigas van adquiriendo unas herramientas para enfrentarse a una sociedad que les da la oportunidad de reinventarse. Y, sobre todo, el cómo la autora nos hacer ser conscientes del gran cambio cultural que ha tenido lugar durante esos quince años en los que ambas han estado en la cárcel.
La narradora, dramaturga y guionista argentina, ganadora de varios premios de novela y finalista del Premio Booker 2022 Claudia Piñeiro regresa al panorama literario con ‘El tiempo de las moscas’. Con esta novela, y de la mano de Alfaguara, Claudia retoma la historia de Inés, la protagonista de su anterior novela ‘Tuya’ que sacó hace ya varios años, en este gran relato que, además de retratarnos como sociedad, hace una profunda reflexión sobre madurez y evolución humana.
He de confesar que no sabía qué iba a encontrarme con este libro, ya que no conocía a la autora y no quise indagar mucho en el resto de sus obras, entrevistas y otras publicaciones antes de leerlo.
Fui a ciegas, y es algo que suelo hacer muchas veces para ir con la mente en blanco y dejarme sorprender ante la pluma de cada autor y su capacidad de sorprender con su obra y que, de esta manera, mi experiencia con la lectura no se vea distorsionada en ninguna de las maneras.
Por todo esto, he de decir que me ha encantado el libro. Aunque, a mi parecer, la recargada y excesiva repetición con el tema de las moscas haya podido enturbiar un poco la experiencia en la lectura, la sólida amistad entre Inés y la Manca eclipsan el tema de las moscas y hacen que tenga ganas de seguir acompañándolas en su día a día.
Y es que estamos ante una amistad digna de mención: una amistad entrañable, curiosa e inquebrantable ante dos amigas dispuestas a luchar la una por la otra sin duda alguna. Una amistad sana, real y verdadera. Unas Thelma y Louise renovadas de las que, sin lugar a duda, me encantaría seguir siendo testigo tanto de sus hazañas como de su evolución.
‘Yo no estoy ni estuve enferma. Mucho menos enferma de amor. Dolida, sufrida, dañada, engañada, maltratada, violentada por ser considerada una idiota, sí. Enferma no. En vano discutirle a un juez’