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El último día de la vida anterior de Andrés Barba

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por Lara Vesga

El último día de la vida anterior de Andrés Barba

El último día de la vida anterior de Andrés Barba

Salgo de este relato como cuando me despierto en plena fase REM de un sueño que no llega a ser pesadilla pero casi, con un regusto de irrealidad y cierta perturbación. La protagonista de esta historia es la empleada del mes, del año e incluso del siglo de una modesta agencia inmobiliaria. Y lo es porque siempre consigue dar salida a todas las viviendas, incluso a aquellas que tienen más pegas que otra cosa. Pero como suele ocurrir que toda norma tiene su excepción, a esta empleada acaba de llegarle el encargo de vender una casa de la que no será tan fácil desprenderse. El arranque de esta novela la pilla justamente preparando esa casa vacía para la visita de unos potenciales compradores, cuando de repente se encuentra con un niño de siete años, vestido con un antiguo atuendo y que no pestañea. El niño parece, y quizá lo sea, un fantasma.

Andrés Barba (Madrid, 1975), erigido como uno de los grandes escritores españoles contemporáneos, alumbra en El último día de la vida anterior una nueva realidad que indaga a través de una bellísima prosa en los bucles en torno a los que giran nuestras vidas. Corta y concisa, la obra consigue sin embargo crear un ambiente perturbador que envuelve como una niebla densa, adentrándose de manera magistral en los vínculos entre el pasado y el presente. En un ejercicio que es algo así como un thriller psicológico, con unas repeticiones enloquecidas y una realidad paralela, Barba cuestiona también la rutina de la vida cotidiana y explora asuntos como la familia o los problemas de una pareja en crisis.

Versión contemporánea de los clásicos del género fantástico y de fantasmas, El último día de la vida anterior es delicada y cruel a un mismo tiempo, y realista y sobrenatural a la vez. Además, como le sucede a la protagonista, es complicado saber a ciencia cierta si los sentidos engañan, si lo vivido es producto de la imaginación o si simplemente no se quiere admitir la realidad. Aunque, de todos modos, ¿es que acaso importa?

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