La cortesana de León de Francisco Sempere
por Lara Vesga
Doña Urraca de Zamora, hermana y mano derecha del rey Alfonso VI, quiere asegurar un futuro para su sobrina, la infanta Urraca, a la que el monarca ha apartado del trono en favor de su hijo menor, Sancho Alfónsez. Pero Urraca de Zamora no está dispuesta a permitirlo y para ello decide encargar a Lisarda, una joven y astuta cortesana que se quedó huérfana siendo una adolescente, intrigar en la corte con el objetivo de que su protegida sobrina sea coronada como reina de pleno derecho en contra de la voluntad del soberano.
Con la ayuda de Petro el Cartaginés, a Lisarda no le queda otra que cumplir con la misión encomendada, ya que le va la vida en ello, así que pronto comenzará a tejer una estratagema para que reyes, nobles y demás señores de la corte caigan en sus redes cueste lo que cueste.
En su primera incursión en el género histórico, el economista, escritor y colaborador en varios medios digitales Francisco Sempere (Málaga, 1972) nos adentra en los entresijos de la corte de León a través del potentísimo personaje de Lisarda, una mujer de armas tomar, siempre a la defensiva, que desde niña ha tenido que buscarse la vida y sobrevivir con sus propios medios.
Con una interesante trama y narrando de una manera brillante el turbulento contexto que supuso la lucha por la línea de sucesión de los reinos de León, Castilla y Galicia, La cortesana de León pone en valor a la figura de la reina Urraca I de León, conocida como La Temeraria, una mujer adelantada a su tiempo, rebelde y empoderada que marcó un antes y un después en el cómo las reinas debían comportarse, ya que se negaba a ser solo regenta y quería reinar y no estar sometida a su marido.
Y en esa forma de ser de su sobrina tuvo un especial impacto el papel de su tía Urraca de Zamora, quien la instruyó y sirvió de referente: “Urraca de Zamora fue una mujer muy inteligente y rebelde, que estudiaba, participaba en las conversaciones políticas, montaba a caballo e iba de cacería con sus hermanos. No la dejaron gobernar, pero proyectó en su sobrina todo lo que a ella le hubiese gustado hacer”, cuenta Sempere en unas declaraciones a Efe.
Con toques de novela negra y una tensión permanente, La cortesana de León rinde tributo a aquellas reinas que decidieron que no querían que su papel se limitase a dar herederos y aportar su dote al marido, sino que quisieron opinar, decidir y reinar en un mundo masculino que tan solo perseguía relegarlas a un segundo plano.