Las noches de la peste de Orhan Pamuk.
por Ana Olivares
«La rueda no cesa, aplasta todo lo que se pone por delante»
En esta ocasión os presentamos lo último de Pamuk, todo un premio Nobel de la literatura que nos demuestra de nuevo, su maestría a la hora de contar historias.
Esta es tanto una novela histórica como una historia escrita en forma de novela» nos aclara Mina Minguerli en su introducción. Y es que parte de ella está basada en las cartas reales que Pakice Sultan, la tercera hija del trigésimo tercer sultán otomano, Murat V, le escribió a su hermana mayor entre 1901 y 1913. Nuestra protagonista, vivió de primera mano el brote de peste que asoló la isla de Minguer, ya que se encontraba de viaje con su reciente esposo, el damat doctor Nuri, aprendiz y ayudante del maestro Bonkowski Pachá, el químico jefe del sultán. Sólo os nombro a nuestros tres protagonistas, quienes nos aportaran los tintes de thriller y misterio que se irá incorporando a una trama repleta de conjuras políticas, asesinatos y secretos, que nos sitúa en el año 1901; cuando un brote de peste asoló las costas de la actual Turquía.
La red de acontecimientos que se van produciendo es trepidante, mezclada con momentos de conclusiones bellamente construidas por nuestra protagonista, la cual también aporta toda una revelación inusual para la época dentro de esta dinastía, ya que era una princesa que viajaba con su marido y se sentaba en la mesa con otros hombres relevantes del momento. Bien es cierto que ese viaje es ordenado por el propio sultán, pero ahí también se encierran rencillas familiares y sucesorias que iremos descubriendo. También está el hecho de que su marido es visto por muchos por este apelativo y no reconocido por sus méritos; una posición extraña para alguien que ha estudiado con las élites del Imperio. Pero todo esto se va enmarañando y convirtiéndose en una sucesión de acontecimientos determinantes para la novela.
He de advertir que, al principio, los nombres, motes y títulos que reciben cada uno de los personajes es abrumador, pero si le dais tiempo, al final os quedareis con todos fácilmente, sin necesidad de controlar demasiado en historia o terminología.
Y si de por sí, la trama es interesante y metódicamente orquestada, lo más llamativo de esta novela es que conforma en sí misma, un estudio sociológico, pues a pesar de haber un siglo de diferencia, el modo de actuación por parte de las autoridades políticas y la sociedad del momento podría ser un espejo de lo que hemos vivido durante la pandemia de Covid que asoló el mundo al igual que la peste. Dichas enfermedades no son comparables, pero esta novela nos recuerda la distinta actuación de una sociedad frente a una pandemia mundial. Mientras que administración y grupos dirigentes o poderosos económicamente tratan de impedir la circulación total de la información para la prevención de la enfermedad por miedo y ambición; la población llana es la que acaba sufriendo las peores consecuencias.
Por ejemplo, la mala gestión que Diaz Ayuso hizo frente a las residencias de ancianos, negándoles asistencia médica y condenándolos a una muerte horrible encerrados en esos centros que resultaron estar construidos por Florentino Pérez -qué casualidad-; y pese a todas las pruebas que existen, la Justicia mira hacia otro lado al estar controlada por las élites políticas asociadas a la corrupción. Se instituye el estado de alarma, los hospitales criban a los enfermos cual protocolo de guerra, salvando sólo a los que tienen más posibilidades de sobrevivir; todo por falta de respiradores y medios; y pese a que se podrían haber dispuesto de más, el desmantelamiento de la sanidad pública en España se hace más latente que nunca. Los sanitarios se juegan la vida, se ven desbordados, muchos mueren salvando otras vidas, otros no lo consiguen. Lo que sí hay es un excedente de mascarillas, con lo que las farmacéuticas se frotan las manos y los mafiosos de turno tratan de sacar beneficios de la tragedia. Nos obligan a quedarnos en casa, a no poder ni saber de nuestros familiares y amigos mientras mueren, ni a un entierro digno. Y para sorpresa de todos, cuando los gobernantes estipulan que ya ha pasado el peligro, cesa toda prevención. Ahora en vez de quedarte en casa, si tienes Covid, te vas a trabajar, no hay bajas, no hay medidas de control, eres Juan Palomo de nuevo…Y te das cuenta de que, en realidad, se podrían haber evitado tantas muertes que todo ha sido una pantomima con la que muchos se han enriquecido. Evidentemente esta es mi conclusión, no forma parte de la novela, pero sí existen tantas similitudes en ella, que os sorprenderá. Salvo en las medidas de actuación que se tomaron en 1901, cuyos especialistas sanitarios y dirigentes, estaban aun más preparados que los especialistas del siglo XXI -y no me refiero a los sanitarios-.
Os recomiendo leer a Pamuk, lo hace tan sencillo, tan bello y posible, que os daréis cuenta enseguida porqué es un premio nobel de la literatura. Es Universal. Y con Las noches de la peste, aparte de visitar un trocito de la historia, disfrutareis de un thriller histórico de lo más apasionante.