Supervivir. Vuelve al origen y recupera tu salud de Carlos Stro y Ricardo Stro
por Lara Vesga
Exponerse a la luz del sol sin cremas protectoras ni gafas, caminar sin zapatos al aire libre con poca o ninguna ropa, respirar aire limpio, alimentarse de forma natural, ayunar, saber pasar frío y calor y hacer ejercicio son las claves que, según Supervivir, nos facilitarán el camino de vuelta a la reancestralización, término acuñado por los autores Carlos Stro y Ricardo Stro para definir la reconexión con la Madre Naturaleza.
En una guía que invita a volver a los orígenes y recuperar la salud, los autores alertan sobre la pérdida de la esencia y del instinto de supervivencia del ser humano, que, principalmente a causa de las nuevas tecnologías, atenta una y otra vez contra su diseño. Carlos Stro y Ricardo Stro opinan que la Era Moderna es un ambiente venenoso para nuestra especie y para el resto de los seres vivos y por ello animan a recuperar unos hábitos que se encuentran en nuestro ADN y que pueden llevarse a cabo aunque se viva en mitad de una gran ciudad, pese a que lo deseable fuese una existencia alejada de las urbes.
Más allá de estar de acuerdo o no con su pensamiento y el modus vivendi que promulga, Supervivir es un interesante manual que ofrece un punto de vista distinto que hará que nos replanteemos nuestro modo de vida. Aunque obviamente exista la libertar de acoger o no las prácticas y hábitos que se explican en el libro, o de acoger solo algunas de ellas, no cabe la menor duda de que lo que plantean los autores no es sino un enfoque más natural y acorde con nuestro diseño en nuestra forma de vida.
Para Carlos Stro y Ricardo Stro, divulgadores, escritores y científicos autores del best seller Dieta Cetogénica: el protocolo de una alimentación efectiva, los grandes enemigos de la civilización son los ataques contra el consumo de carne, el sol a través del cristal, las frecuencias electromagnéticas artificiales, las grasas vegetales poliinsaturadas y el consumo de alimentos que no pertenecen a nuestro hábitat. Pero según ellos, la palma se la lleva la luz artificial, causante de que nuestras células, en vez de dedicarse a la regeneración al caer la luz del sol, se vuelvan a activar con los fogonazos de las pantallas de televisores, móviles, tabletas, ordenadores e incluso con la luz que se enciende al abrir la nevera, al entender que hay que seguir en modo on porque hay luz, lo que finalmente acaba provocando, según se cuenta en Supervivir, enfermedades crónicas de todo tipo.
Hablo en primera persona cuando digo que me siento sana, en paz y desconectada cuando estoy en la naturaleza. Hablo en primera persona cuando digo que siento alivio cuando hago “ayunos tecnológicos” y me olvido del móvil y demás aparatos por unas horas. Hablo en primera persona cuando digo que me sienta bien exponerme al sol, hacer ejercicio y andar descalza. Y también hablo en primera persona cuando digo que dudo que lleve a la práctica todos los hábitos que proponen desde Supervivir, pero desde luego me parece sensato, y posiblemente acuciante, practicar muchos de ellos. Y, por cierto, ya estoy en ello.