Un lugar para Mungo de Douglas Stuart
por Javier Velasco Martín
‘Cariño, estás empezando a preocuparme. En Navidad vas a cumplir los dieciséis, tendrías que ir ya detrás de alguna muchacha. Cuando Hamish tenía tu edad, no había padre en todo el barrio que no viniera a casa a pedirme cuentas’
Glasgow.
Principios de los 90.
Esta es la historia de Mungo, un introvertido e ingenuo adolescente de quince años que le ha tocado nacer en el seno de una familia desestructurada y en una época equivocada, injusta y egoísta para las personas que, como él, están empezando a descubrir su identidad, su sexualidad y sus más puros sentimientos.
Un joven cuya familia acaba limitando su vida. A falta de padre, que falleció muchos años atrás; con una madre alcohólica que se preocupa más bien poco por sus 3 hijos; una hermana en quien parece poder refugiarse y un hermano, líder de una banda callejera, que representa todo lo que Mungo detesta en la vida, éste intenta subsistir bajo una lucha constante entre el ser y el aparentar.
Un joven que intenta estar a la altura de una sociedad que lo mínimo que espera de él es que encuentre una novia con quien pasar el resto de los días y convertirse en padre. Un alma cándida que, cuando empieza a encontrar su paz, estabilidad y bienestar al lado de James, todo acaba torciéndose.
Y acaba así porque la sociedad machista, racista, cruel y homófoba de la época lo permite. Porque lo ven con malos ojos. Porque sería un castigo y una vergüenza para su familia que él actuase así con una persona de su mismo sexo.
Cuando, tras una serie de vicisitudes y una vida difícil, parece que por fin Mungo ha encontrado un lugar donde sentirse libre, feliz y lleno de cariño al lado de otro chico igual de inocente, puro y honesto como él, su vida termina dando un giro a peor.
Mungo conoce a James, un joven solitario que, como él, no termina de encontrar su lugar en el mundo. Poco a poco descubren que la libertad la encuentra cuando están juntos, pudiendo ser quienes son realmente. Todo esto desencadena en una relación de amor propia de los primeros amores, de los más inocentes, de los que marcan y por los que estarías dispuesto a darlo todo. Ambos quieren irse de la ciudad, pero un día son pillados en actitud muy cariñosa por el hermano de Mungo quien, tras pegarle una paliza a James, le cuenta a su madre lo sucedido y ésta decide enviarlo un fin de semana de pesca con dos de sus compañeros de Alcohólicos Anónimos, a fin de que hagan de él un hombre hecho y derecho, el hombre que la sociedad espera que sea.
Lo que no presentía Mungo era pasar ese angustioso y tormentoso fin de semana alejado de James, con dos borrachos desconocidos, siendo humillado en un lugar apartado de la civilización y sin más compañía que la de ellos dos.
James, su refugio.
Su ilusión, sus ganas de seguir, de explorar el amor más puro e ingenuo.
Las escenas entre ellos son de lo que más he disfrutado en el libro, con unas descripciones y una atmósfera tan cuidadas que te hacen revivir la candidez de ese primer, único e irrepetible amor.
He de confesar que finalicé el libro con cierta rabia porque no quería asimilar que hubiese terminado, porque quiero y necesito saber cómo continua su vida, porque he sido partícipe de varios de los capítulos más turbios que ha vivido y porque requiero ser testigo de todo lo bueno que el destino tiene preparado para Mungo. Porque se lo merece.
Un libro en el que perderse con el tacto, cariño y crudeza de las descripciones del autor. Un libro que, inevitablemente, y de una manera muy bien lograda, te lleva a una atmósfera que lo mismo puede ser cándida e inocente como turbia y oscura.
Soy un gran amante de las historias de temática LGTBIQ+. Me revuelven el alma. Me hacen sentir, disfrutar y soñar. Pero, sobre todo, reflexionar. Reflexionar sobre el avance en derechos humanos que hemos tenido en los países más desarrollados. Pero a su vez reflexionar sobre la frustración y la rabia que supone el saber que hay otros lugares del mundo en que las personas pertenecientes al colectivo son silenciadas, subordinadas y ocultadas, como mínimo.
Después de lanzar su primera novela, ‘Historia de Shuggie Bain’, ganadora del premio Booker, doblemente premiada en los British Book Awards y finalista del National Book Award, Douglas Stuart vuelve al panorama literario para tocar la fibra de todos aquellos corazones sensibles que, como el mío, se han estremecido, han sufrido y han rabiado con ‘Un lugar para Mungo’, dejando claro que lo suyo es escribir y ofrecer al lector una historia sobrecogedora de una sensibilidad y rudeza extremas.
Bajo un trasfondo donde afloran conceptos como masculinidad tóxica, homofobia y mucho odio, estamos ante un relato descorazonador, descarnado y desolador que narra la lucha de Mungo por intentar encajar en una sociedad cuyo fin es el de corromper su alma, tan pura y limpia como la de James.
Tras leerlo, no me extraña que haya sido elegido como uno de los libros del año por grandes publicaciones como ‘Time’, ‘Vanity Fair’ o ‘The Washington Post’.
Sin duda alguna, Douglas Stuart se suma a esta lista de autores que siempre querré leer.
‘Primero llegó el dolor, luego el beso. James lo envolvió con sus largos brazos, un abrazo de oso, y luego levantó a Mungo del suelo. Lo apretó con todas sus fuerzas hasta dejarlo sin respiración. Mungo deseó que el abrazo no acabase nunca’