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W. De STEVE Sem-Sandberg. 

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por Javier Velasco Martín

W. de Steve Sem-Sandberg

W. de Steve Sem-Sandberg

‘Y entonces lo atrapan y por fin todo ha terminado, la señora Woost, su Johanna, está muerta, la mujer a la que quiere por encima de todo está muerta y ha sido él quien la ha matado y ahora está muerta’.

La editorial Impedimenta vuelve a hacer de las suyas regalándonos esta magistral obra que nos cuenta la historia del soldado alemán Johann Christian Woyzeck, encarcelado y ejecutado tras matar a puñaladas a su amante, Johanna Woost, con quien mantuvo una turbulenta y oscura relación.

Nos encontramos ante un caso de lo más llamativo por varias particularidades, y es que ésta fue la última ejecución pública realizada en Leipzig el 27 de agosto de 1824. Aunque el apuñalamiento tuvo lugar en 1821 y Woyzeck no negara jamás el crimen, y los testigos igualmente lo corroboraran, la sentencia se alargó tres años, entre otros motivos, intentando aclarar el estado mental de W. tras una serie de conversaciones que mantenía ya en su estancia en la cárcel con el consejero real August Clarus. Y he aquí el punto clave: la apelación al estado mental de W. alegando en ciertos casos términos como locura transitoria o trastornos mentales.

La historia arranca desde el final, con Woyzeck ya encarcelado, quien comienza a reconstruir toda su vida paso a paso, desde su infancia hasta los acontecimientos que más le marcaron, incluyendo su dura experiencia como soldado de guerra y el inicio de su turbia relación con Johanna.

Una infancia marcada por la muerte de sus progenitores y la necesidad de salir adelante por sí mismo sin ayuda de nadie más; una infancia que bien se antoja como una especie de Lazarillo de Tormes de su época, pasando de amo en amo y quedando supeditado a lo que éstos tenían preparado para él, hasta que se alistó como soldado de guerra y pudo ser testigo de lo más crueles infortunios que la guerra trajo consigo tanto para él como para sus compañeros.

Demostrando un excelente dominio del detalle, el autor nos presenta la historia bajo un contexto de desorden mental ante el retrato de una época difícil y desolada. Con una mezcla de narradores y secuencias de diálogos que hacen la lectura más cautivadora, el autor consigue que haya ratos en que empaticemos con W., pasando de víctima a verdugo en cuestión de páginas, lo cual me parece un poder totalmente magistral de cualquier escritor.

La fatídica y real historia de Woyzeck y su ejecución por el asesinato de su amante Johanna, la ‘viuda Woost’, en mitad de la calle en 1824 ha servido de inspiración tanto para escritores como para el mundo audiovisual y la música. Son muchas las recreaciones de esta historia que se han ido haciendo a lo largo del tiempo, y es ahora el escritor sueco Steve Sem-Sanderg quien nos recompone la vida de Woyzeck en este magnífico tomo.

Tras debutar como novelista en el año 1976 en el campo de la ciencia ficción, el crítico literario en Dagens Nyheter, Steve Sem-Sandberg, ha triunfado igualmente en el panorama cultural con ensayos, reportajes y teatro para la radio.

Este miembro de la Academia Sueca desde 2020 ha recibido varios premios literarios a lo largo de su carrera, como el Dobloug de la Academia Sueca en 2005, el Prix Médicis a la mejor obra extranjera en 2016 y el Delblanc Prize en 2021.

Tras terminar el libro y haber disfrutado de la lectura y de la pluma de Steve, no me extraña que la novela haya sido nominada para el August Prize, el Premio de Literatura del Consejo Nórdico y el Premio de Literatura de la Radio Sueca.

Una novela sofocante, oscura y descarnada en la que se nos muestra el mundo interior de W., compuesto por las crudas experiencias que tuvo que soportar a lo largo de su vida hasta el momento de apuñalar a su amante, a raíz de lo cual comienza su decadencia real, lo que lo lleva a su ejecución pública en 1824. Una historia real que sirve a Sam para recomponer de manera minuciosa la vida de Johann Christian Woyzeck, una vida marcada por un panorama bastante desesperanzador de la Europa de entreguerras, más concretamente de las primeras décadas del siglo XIX.

‘Son muchas las imágenes que se había forjado de la guerra, sobre el frío orden de la espada, sobre el valor de verse cara a cara con el enemigo en el campo de batalla; pero nadie le había dicho jamás nada acerca de la soledad que siente el soldado que ha perdido a sus hombres y de pronto no tiene nada por lo que guiarse’

 

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