A las dos serán las tres de Sergi Pàmies
por Lara Vesga
Se sabe cómo empiezan los diez cuentos que conforman este libro de relatos. Pero ni el propio autor conocía cómo iban a acabar cuando los escribió. “Sé como plantear la historia pero no cómo acabarla”, dice Pàmies en el segundo de estos cuentos, titulado Días históricos. “Si conozco todos los ingredientes de un argumento, me da pereza ponerme manos a la obra. La indefinición del desenlace es el estímulo que actúa como la sardina para la foca del circo”.
Que lo que importa es disfrutar del camino y no llegar a una meta concreta es algo que se palpa en cada una de las páginas de este libro, centrado en el mero placer narrativo y en el gusto por escribir y por leer, privilegio que se puede permitir un Sergi Pàmies (París, 1960) con una larga carrera como periodista y escritor a sus espaldas.
Poniendo sobre la mesa su capacidad de observación de la vida cotidiana, fuente principal de sus relatos, y aderezándola con toques de ironía, humor y ternura, el escritor ha elegido acontecimientos colectivos propios de su generación, tales como la dictadura franquista o los Juegos Olímpicos de Barcelona, y otros más recientes, como los atentados de Cataluña de 2017, para abordar el paso del tiempo y la memoria, aunque sin tirar para nada de la nostalgia, en todo caso de la compasión. Sobre todo, por sí mismo.
Entrelazando elementos biográficos con la ficción, Pàmies planta cara a los fracasos y amortiza su sentido de la literatura (esa anticipación de imaginar lo que todavía puede ocurrir, dice) a través de diez cuentos en los que conviven puerta con puerta un padre que pide a su hijo que lo introduzca en el mundo de las aplicaciones para ligar; un autor que investiga la relación entre su primer ejercicio literario y su primera experiencia sexual; la historia de un potencial clarinetista que por falta de presupuesto se quedó en guitarrista, o ni eso; su viaje a la Feria del Libro de Quebec junto a Manuel Vázquez Montalbán o la narración de una escapada junto a sus hijos al sur de Francia.
Con una reposada y elegante prosa que da cuenta de la experiencia acumulada, Pàmies demuestra una vez más cómo poner la ficción al servicio de la realidad.