El desierto blanco de Luis López Carrasco
por Lara Vesga
Nueve desconocidos huyen en globo de unos bombardeos en plena guerra mundial. Es el fin del mundo y ellos los únicos supervivientes y la esperanza del mañana. Pero el globo está averiado y uno de ellos sobra y debe tirarse al mar para que el resto sobreviva y pueda inaugurar una nueva civilización en una isla desierta. Tranquilos todos y todas. En realidad, no está el juego el futuro de la especie humana sino un trabajo temporal y por supuesto mal remunerado como vendedor en unos grandes almacenes.
El protagonista Carlos cuenta cómo era la búsqueda de empleo allá por 2011, tres años después de una de las mayores crisis financieras mundiales, y narra esta novela desde un enigmático exilio y situado en un futuro incierto. Y si no con nostalgia, sí con algo de melancolía, tratará de rescatar junto con otras voces cercanas y cómplices, como la de su hermano mayor, los momentos felices del mundo en el que vivió.
El cineasta Luis López Carrasco (Murcia, 1981) ha sido reconocido con el 41o Premio Herralde de Novela por la obra El desierto blanco, una novela sobre la generación milenial vista desde un futuro indeterminado y un lugar recóndito. Con unas potentes imágenes y mezclando crisis, trabajos precarios, videojuegos, cómics y ciencia ficción, el autor alumbra un libro ingenioso, divertido y entrañable que no se avergüenza de lo que fuimos ni de lo que somos.
Analizando el presente con la lupa de la memoria histórica, El desierto blanco se plantea qué es la utopía hoy y qué lo será para las generaciones futuras y habla de cómo el pasado afecta al presente y de cómo el presente afecta al futuro. Y aunque por momentos parece una distopía, nunca llega a serlo del todo ya que siempre deja abierta una rendija a la esperanza.