El médico de la prisión de Ernst Weiss
por Lara Vesga
Rudolf es adicto a la cocaína y a las malas compañías y el principal sospechoso del asesinato de Jacob Zollikofer, antiguo industrial de guerra e importante comisionista del Estado. Por si eso no fuera suficiente, un día se fuga tras su implicación en un tiroteo con la policía.
Su hermano Konrad, obligado desde la infancia a encarnar la figura de un padre ausente, aunque solo es un año mayor que Rudolf, vive una dolorosa lucha consigo mismo y con su familia más cercana, que asiste con impotencia a su intento desesperado por salvar a su hermano de la mala vida.
Ambos viven en el Berlín de la hiperinflación y el ocaso de Weimar, un régimen político y periodo de la historia de Alemania comprendido entre 1918, tras la derrota en la Primera Guerra Mundial, y 1933, cuando empezó a asomar la patita el nazismo.
Publicada en 1934, El médico de la prisión de Ernst Weiss (Brno, República Checa, 1882 – París, 1940) es tanto un retrato de la época como una investigación criminal y un drama familiar que describe de un modo profundamente humanista a la generación de jóvenes de aquella década, los verdaderos perdedores de la historia, y que mira directamente a los ojos a las siniestras fuerzas que permitieron la llegada de Hitler al poder, sin caer en la ceguera histórica que lo permitió.
De ascendencia judía e íntimo amigo de Franz Kafka, Weiss, que además de escritor era médico, se suicidó envenenándose en 1940 en su habitación del hotel Trianon durante la ocupación nazi en París. Aunque publicada seis años antes, su novela, que también tuvo el título de Los huérfanos, es un amargo relato de la posguerra, las privaciones, los traumas, la desesperanza y la incertidumbre. Comenzó a escribirla en 1922, así que tardó doce años en sacar a la luz este rabioso y desolador libro en el que abundan los monólogos y que es muestra de su genial talento narrativo.